Congela el tiempo y no dejes que tu piel se reseque en esta época

Es preciso tomar en cuenta qué tipo de piel tenemos; ya que el grado de sensibilidad y sus reacciones ante los estímulos del exterior son diferentes.
Es preciso tomar en cuenta qué tipo de piel tenemos; ya que el grado de sensibilidad y sus reacciones ante los estímulos del exterior son diferentes.
La época invernal tiene algunas amenazas importantes para nuestra piel. Mucho se habla de los cuidados necesarios durante el verano, mientras que la piel está más expuesta al sol; no obstante, en el invierno solemos olvidarnos de que el frío y los mayores índices de contaminación ambiental propios de la temporada, también tienen efectos negativos.

Durante el invierno, los factores que afectan al órgano más extenso del cuerpo son el frío, el viento, la humedad combinada con un ambiente frío y los cambios bruscos de temperatura. Incluso un cambio drástico entre el frío y una habitación con calefacción pueden generar deshidratación y algunas alteraciones que derivan en una piel seca y fracturada.

Lo anterior, aunado al estrés, el tabaco, el sol y una mala alimentación, pueden provocar o acelerar el envejecimiento de tu piel. Por ello es recomendable que en invierno, observes algunos cuidados, como:

  • Mantener la hidratación con cremas humectantes e hidratantes, con especial atención en el rostro y las manos, que son los mayormente expuestos a las bajas temperaturas.
  • Beber por lo menos ocho vasos de agua durante el día y consumir con moderación bebidas diuréticas como el café, ya que éstas propician mayor pérdida de hidratación.
  • Ducharse con agua tibia. El agua caliente en exceso reseca la piel.
  • Proteger los labios, cuya superficie es muy delicada.

Asimismo, es preciso tomar en cuenta qué tipo de piel tenemos; ya que el grado de sensibilidad y sus reacciones ante los estímulos del exterior son diferentes.

Las pieles sensibles son las que más se dañan en invierno, pues se irritan fácilmente por los cambios de temperatura o por el contacto con determinadas sustancias o incluso fibras naturales o sintéticas de los abrigos. En este caso, los cuidados deben ser mayores, mayor la hidratación y la protección contra los rayos solares; ya que la combinación del ambiente frío y el sol provoca mayor sensibilidad.

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La piel seca también sufre demasiado con el frío, pues tiende a resecarse más y por lo tanto se agrieta. Por su parte, la piel grasa es más resistente ante los cambios climáticos, no obstante debe mantenerse bien humectada.

Referencias

  • Información otorgada por el Centro de Belleza Imedeen México.

 

Imagen cortesía de AndreyPopov



Escrito por

Redacción, Plenilunia Sociedad Civil Fundada en el año de 2004, Plenilunia es una Sociedad Civil cuyo objetivo es fomentar el bienestar y la salud integral de la mujer.

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