“Queta” Basilio, una mujer que enciende conciencias

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Mujer valiente

Norma Enriqueta Basilio Sotelo, “Queta” Basilio para quienes la queremos bien, es la primera mujer de la historia que llevó la antorcha olímpica y encendió el pebetero con el que se dio inicio a una Olimpiada, en su caso la de México, el 12 de octubre de 1968.

A casi 42 años de distancia, Queta, originaria de Mexicali, Baja California, con la misma enjundia y determinación como la vimos llevar la antorcha en la inauguración olímpica, se presentó el reciente 19 de mayo, durante la conmemoración del Día Mundial de la Hepatitis, en “Voces frente a la hepatitis”, para recordarnos que ella vive con un trasplante de hígado, “y es urgente que todos tomemos conciencia de cuidar este órgano”.

Valiente, directa y sincera, como se le conoce en el ámbito deportivo, Queta denunció que como en aquellos días de la Olimpiada de México, que sucedió al movimiento estudiantil reprimido por el gobierno, “desde entonces no crean que las cosas cambiaron demasiado en torno a lo que aquí nos concierne, porque los políticos siguen sin importarles el deporte y mucho menos la salud de los mexicanos”.

Dijo que ambos rubros están abandonados del presupuesto que realmente requiere el país, “y por eso venimos a levantar la voz para que la sociedad deje el sedentarismo y haga deporte, que se ejercite, pero también para que sepan que tenemos que cuidar nuestro hígado y llevar una alimentación sana”.

Y añadió: “La salud debe darse en base al conocimiento de nuestro cuerpo, al funcionamiento del organismo, algo que debemos de aprender desde la primaria, sin embargo tenemos unos políticos indolentes, que ven que nuestros jóvenes padecen de obesidad y que de eso se está muriendo nuestra gente y todavía dudan si no hay que retirar las dietas chatarra de las escuelas”.

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Desde 1968 “y todos los acontecimientos que lo rodearon, así como la Olimpiada, todo eso hizo de mi una persona más conciente de la realidad, de saber bien dónde estaba pisando. Por eso cuando supe que debía de realizarme un trasplante de hígado, no lo dudé.

No obstante el elevado costo de las medicinas y del tratamiento para que su organismo no rechazara el nuevo órgano, Queta afirma que “todo eso vale la pena, porque la vida todo lo vale y estar aquí para trasmitirles mi mensaje, para mi es un gran orgullo, como en su momento lo fue el llevar la antorcha olímpica para encender el pebetero de CU”.

Indudablemente, afirma, de ahora en adelante nuestros hábitos hay que modificarlos de manera radical, no podemos esperar a que los políticos vayan hacer algo por nuestra salud, porque los problemas de salud pública como los de las enfermedades hepáticas son muy graves.

“Como sociedad debemos cambiar nuestros hábitos alimenticios, devolvernos el orgullo de hacer deporte y crear conciencia sobre la necesidad de llevar una vida sana”.

Imagen cortesía de Depositphotos.com | Plenilunia



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