Equilibrio Mental

Una persona que ha logrado tener un equilibrio mental armoniza sus impulsos y emociones porque es capaz de aprender nuevos comportamientos y, de esta manera, consigue asumir los desafíos que la vida le va planteando y logra tomar decisiones asertivas en su vida.

Todo esto es gracias a que así como existen círculos o ciclos negativos que todos hemos enfrentado en algún momento de nuestras vidas, sintiéndonos atrapados y provocando que las acciones que tomamos nos lleven en cadena a obtener siempre el mismo resultado negativo, también existen círculos positivos donde las personas que han trabajado para llegar a ellos van tomando caminos que, como efecto dominó, logran que se rodeen de relaciones interpersonales nutricias y positivas, lo que genera que se sientan mejor, y alcancen sus metas.

Esto no quiere decir, de ninguna manera, que las personas que han logrado un equilibrio en sus vidas son seres perfectos que nunca se enojan ni se frustran, o que tienen un pacto con el genio que concede deseos, consiguiendo cualquier meta en la vida; por supuesto que se enojan o se deprimen, pero la diferencia radica en qué hacen y cómo manejan sus emociones, ya que gran parte del logro de un equilibrio mental es reconocer y darle la importancia que merece a cada una de las emociones que experimentamos y plantear las metas de acuerdo no sólo a nuestros deseos, sino también a nuestras capacidades y limitaciones.

En este sentido, el equilibrio está al alcance de todos nosotros y no sólo de unos cuantos elegidos; pero ¿cómo se puede lograr este equilibrio?

Uno de los aspectos más importantes para lograrlo es el auto conocimiento, ya que preguntas como -quién soy, cómo soy, y porqué soy así- son interrogantes a las que les restamos valor y si no tenemos respuestas a estas inquietantes preguntas viviremos desorientados, sin entender nuestra propia existencia. Para poder encontrar estas respuestas podemos hacer uso de la introspección y el análisis, así como realizar una evaluación objetiva de nuestra historia, de nuestras capacidades y limitaciones. Para realizarlo de manera asertiva, podemos recurrir a los profesionales de la salud y solicitar servicios de psicoanálisis o psicoterapia, ya que el auto conocimiento que nos brindan este tipo de terapias, nos permite conocer las herramientas que poseemos y cómo utilizarlas de manera efectiva.

Otro factor perteneciente al auto conocimiento es la percepción que tenemos respecto a nuestro rendimiento personal en actividades diarias, cualesquiera que sean, ya que esta percepción es una de las variables que actúa como mediadora de la sensación de malestar o bienestar, y está asociada a un efecto amortiguador ante ciertas experiencias que activan el auto cuidado.

Cuanto mayor sea el ajuste entre los recursos individuales para realizar una tarea y el nivel real de dificultad, más ajustada a la realidad estará la sensación de auto eficacia y esto permitirá devolverle a la persona el equilibrio entre qué es lo que puede hacer y en qué ámbito puede hacerlo, lo cual lo acerca al cumplimiento de sus metas de manera eficaz.

Si se logra detectar adecuadamente la causa de la disminución de su rendimiento, podrá inmediatamente comenzar a identificar los caminos que puedes y los que no debes seguir en tu entorno social, cultural y familiar.

Con todo esto se pretende obtener inteligencia emocional, que consiste en un conjunto de habilidades y estrategias que nos ayudan a regular nuestros sentimientos y emociones, porque una persona con una inteligencia emocional bien regulada es respetuosa consigo misma y con los demás, previene conflictos y sabe cómo resolverlos, un tema clave para lograr una vida plena en los ámbitos personal, familiar y laboral.

Asimismo, es necesario darnos el espacio y el tiempo personal necesario para poder realizar una o varias actividades que sean de nuestro gusto, como leer, tocar algún instrumento, realizar actividades de jardinería, entre otros; la selección de estas actividades artísticas y/o recreativas es intima, no tenemos que ser los grandes artistas o tener grandes habilidades para poder realizarlas; lo importante es poder disfrutar y encontrar satisfacción personal en ellas.

Por último, y no por eso menos importante, es necesario que realicemos actividades físicas. Hay que recordar que una mente equilibrada va de la mano de un cuerpo equilibrado, para esto la Secretaría de Salud nos recomienda realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio físico al día.

Es importante comprender que para tener una vida equilibrada se necesita tiempo y se logra a base de constancia, auto cuidado y a través de un proceso de cambio personal.

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