Y tu expediente médico ¿quién lo tiene?

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PRIMERO ESTÁ TU SALUD

Unidad de Arritmias del Hospital General llega al marcapasos 2000, bradicardia, ritmo cardíaco lento, taquicardias, intervención quirurgica, consulta médica de especialidad, electrocardiogramas, monitoreos Holter, estudios electrofisiológicos, de mesa vasculante y tratamientos de arritmias con ablación, hasta el implante de marcapasos, defibriladores y resincronizadores cardiacos.
Instrumentos de alta tecnología

¿No sería maravilloso que el expediente clínico de cada persona estuviera en un solo lugar, como una base de datos segura sin que empresa alguna sea dueña de ella sino cada quien de su propio historial? Sería de verdad fantástico que cada uno tuviéramos un solo expediente médico personal desde que nacemos y que fuera alimentado y consultado por cada médico que elegimos consultar a lo largo de los años, en el hospital que elijamos o donde nos toque ser atendidos, sin importar donde estemos.

Eso la tecnología ya lo permite, y en un futuro no lejano tendría que ser un derecho, el derecho a contar con un único expediente médico, y luego el derecho a decidir quién tiene acceso a él. Es un tema de protección de datos personales, pero también es un tema de hacer más eficiente el cuidado de nuestra salud.

De esto me empapé un poco ahora que pude asistir al Primer Congreso Nacional Health Digital Systems (HDS) que se llevó a cabo en Cancún, Quintana Roo, donde los directivos de empresas de tecnología médica se reunieron, compartieron datos e hicieron ver cuántos retos de verdad aún tienen los sistemas de salud de América Latina.

Tecnologizar el sistema de salud es algo que ya han logrado hacer algunos países desarrollados, como Inglaterra. Pero también lo están logrando países latinoamericanos. Es el caso de Colombia. Los colombianos ya cuentan cada uno con su expediente clínico electrónico, y los hospitales y clínicas colombianos están poniéndose de acuerdo sobre la mejor manera de intercomunicarse y tener las reglas claras para acceder a dicho historial individual.

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En México, la historia es aún distinta y hay mucho por avanzar. En principio, que las diferentes instituciones de salud pública como IMSS, ISSSTE, las de Pemex, Sedena, Secretarías de Salud Estatales, Sector Salud federal, etcétera, se hablen entre sí y que converjan entre ellas para que el paciente elija acudir con la mejor y no tenga que ir con “la que le corresponde”.

Aparte, que el sector privado –es decir, la industria hospitalaria- también sea transparente y difunda sus niveles de calidad, de modo que como pacientes o consumidores podamos elegir en función de reales indicadores de calidad, y no sólo por el precio o por la idea de que tal o cual hospital es el más caro y sólo por eso quizá sea el mejor.

Seleccionando al mejor
¿Cuál es la mejor opción?

A quién no le ha pasado que, estando enfermo o teniendo un familiar enfermo, anda buscando una segunda opinión, va de médico en médico y en cada ocasión tiene que repetir toda la información básica que de primera vez todo doctor pregunta: ¿Qué edad tiene?, ¿es alérgico a algo?, ¿ha tenido alguna cirugía?, enfermedades graves en su familia… etcétera, y, yendo al grano, ¿qué lo trae por aquí?

O vislumbremos un peor escenario: cuando alguien tiene un accidente o una emergencia médica estando de viaje, y vive un viacrucis porque no tiene a la mano su historial médico.

Aparte, sin tener historial clínico a la mano es mucho más largo y costoso el proceso para dar con el diagnóstico. Y ya no hablemos de los costos que hay que pagar si no se cuenta con seguro de gastos médicos.

Quién duda que sería más práctico, más ágil y más eficiente para todos que cada médico o profesional de la salud accediera a una misma base de datos clínicos que pudiera ser consultada por todos –digo, por todos los médicos, por supuesto.

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Una base nacional de datos clínicos que pueda ser manejada con mucho control, pero de modo que el historial médico de cada quien esté disponible para consultarse desde el hospital o clínica donde seamos atendidos.

Y lo ideal es que no haya diferencia para una institución pública o una institución privada al momento de consultar esa base. Porque ¿acaso es demasiado pedir que no haya diferencias entre los derechohabientes de las instituciones de salud pública respecto de quienes pueden pagar un hospital privado?

Arranco entusiasmada con esta columna que estará publicándose cada semana en Plenilunia. Mi interés es abordar aquí temas sobre salud pública. Mi intención es, en base a la información con que contamos, exponer los retos  que tenemos en salud y las decisiones a tomar para mejorar cada uno como individuos pero también como sociedad. 

Twitter: MaribelRCoronel

Imagen cortesía de



Escrito por

Directora General de Plenilunia, autora de la columna Salud y Negocios en el periódico El Economista, colaboradora sobre temas de salud en ADN Opinión en TV Azteca.

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