Acidez estomacal

La elevada presencia entre la población de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), conocida popularmente como reflujo, ha llevado a las nubes el mercado de bloqueadores de ácido clorhídrico, bajo enunciados de que hay que acabar rápidamente con la acidez, la gastritis o el reflujo. Lo cierto es que las alteraciones del ácido que protege la digestión en el estómago, es un gran negocio de la industria farmacéutica, médico cirujanos, clínicas y hospitales privados.

El problema de fondo no es que, como en muchos casos, se haga negocio con la salud por la ignorancia o ansiedad por la inmediatez con la que quieren resolver sus enfermedades los pacientes, sino que el abuso en la ingesta de estos bloqueadores de acidez, a los que también se conoce como bloqueadores gástricos, por sí solos, no son la mejor medida para combatir sanamente el ERGE o reflujo.

“Como ahora las cirugías para estas llamadas esofaguitis se realizan con tecnología endoscópica, con molestias menores en el paciente por la rápida recuperación, porque sólo dejan pequeñas heridas, la gente les ha perdido miedo y el médico le ha perdido respeto a las cirugías, por la que ha surgido un gran negocio de operaciones innecesarias”, indica el médico gastroncólogo Felipe Robledo, del Hospital Ángeles del Pedregal.

El reflujo o esofaguitis, dice, se cura con un largo proceso terapéutico que a veces dura años para que se vuelva a regular la función normal de los ácidos en el estómago, a partir de una alimentación sana baja en condimentos, grasas, picantes y azúcares, pero a los mexicanos nos cuesta mucho trabajo seguir al pie de la letra.

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“Hoy en día desde muy temprana edad los niños comen su “chilitos” y de ahí se van sobre las papitas, luego los pastelitos, el refresco, más piquín que embarran en las paletas de caramelo, pizza, los totopitos y no paran, hasta sufrir los estragos de la acidez y reflujo”.

Las alteraciones en la alimentación, principal factor de la obesidad infantil y enfermedades asociadas al síndrome metabólico, “nos ha orillado a un perfil donde el abuso es lo que da pié a muchas conductas en la vida, lo que nos impide acceder de una manera natural a una alimentación sana para ayudar a curarnos de enfermedades gastrointestinales”.

Eso sí, “una cosa es cierta: que el cáncer de esófago sí ha bajado, pero no por la cirugía, ha bajado por la industria de los bloqueadores de ácido y creo que cada quien cree que se toman el que le corresponde, porque van a una fiesta, se toman uno, regresan, se toman otro, se la curan y otro, pero eso tiene consecuencias”.

Para realizar estas cirugías de esofaguitis, se requiere de cuatro estudios, algunos tardados y complicados, pero ya los médicos no los están realizando, pues mientras en el Centro Médico Nacional Siglo XXI se realizan unas 40 operaciones de estas al año, bajo un estricto control evaluatorio, en clínicas y hospitales particulares se realiza esa misma cifra al mes, en cada uno.

“Yo no creo que el 100% de estos pacientes estén bien estudiados, sin embargo todos se están operando”.

El costo de estas cirugías depende del lugar en que se realicen, en el medio privado, se les llama funduplicatura por laparoscopía, que con médicos del hospital van de 60 mil a 100 mil pesos, dependiendo con quién los opere.

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La recuperación

En Estados Unidos hay hospitales que lo hacen de entrada por salida, aquí habitualmente es un día o dos de hospitalización. Sin embargo, “un tratamiento para que realmente se cure de reflujo el paciente, debe de ser muy bien valorado, una terapia que puede durar años y con medicamentos caros, una alimentación rigurosa, sin embargo, en la subcultura de la inmediatez en la que vivimos, ya hasta hay gente que se ha vuelto adicta a estas cirugías tanto como a los bloqueadores gástricos, con los riesgos que esto conlleva, porque el ácido en el estómago nos protege de ‘bichos’ letales”.

El ácido es el primer mecanismo de defensa que tenemos, porque entran los “bichos” y el ácido los mata. ¿Qué pasa si me quito el ácido clorhídrico? Pues éstos me van a empezar a colonizar todo el estómago y también hacen “pipí” y defecan. Uno de los derivados principales de esto son los nitritos, que al entrar en contacto con el estómago van aumentar las posibilidades para desarrollar un cáncer de estómago.

Para concluir, el Dr. Robledo menciona que no recuerda en qué congreso internacional de gastoenterología, observó la coincidencias de gráficas en donde el índice de las elevadas ventas de bloqueadores gástricos, era paralelo al ascenso de los casos de cáncer de estómago.




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