Remedios Varo y sus cinco llaves

Los universos de la pintora Remedios Varo se muestran hoy. Ante ello, Arturo Jiménez creó con sus palabras, “Nuevas claves de Remedios Varo”, un recorrido virtual de los mismos que, junto a mi visita, versa más o menos así:

Las cinco llaves, las cinco puertas para asomarse al mundo surrealista y fantástico de la pintora Remedios Varo, han sido abiertas en el Museo de Arte Moderno, en la ciudad de México, desde el 22 de mayo hasta el 24 de agosto del año en curso.

Esta exposición fue realizada con motivo del centenario del natalicio de la pintora española, quien nació un 16 de diciembre de 1908, y que, en 1941, hizo de México su hogar y fuente de inspiración para crear, a través del lienzo y la pintura, hasta que la muerte llegó, en 1963.

El mundo interno de Remedios Varo se despliega ante el espectador para formar parte de sus interpretaciones, con ayuda de la palabra puesta en imágenes, ante discursos cuyo sentido lo otorga la época y cuya confrontación no tiene límite. En una pequeña sala del Museo de Arte Moderno se abre el universo lógico del caos y la fantasía como un reconocimiento a una de las mayores representantes del arte surrealista.

Las paredes, de color verde olivo, soportan imágenes que construyen el ingenio, el trabajo y la trayectoria de Remedios Varo. Arturo Jiménez revela que de cerca de 350 piezas que se tienen registradas de la obra de Varo, en esta exhibición se muestran casi medio centenar, de las cuales 28 fueron prestadas por coleccionistas privados de México, Estados Unidos y Argentina, 21 seleccionadas del acervo del MAM (que fueron donadas por Walter Gruen y Anna Alexandra Gruen y que forman parte de los 39 objetos que están en litigio iniciado por Beatriz Varo Jiménez, sobrina de la pintora).

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Recorriendo los pasillos invisibles de la exposición se dejan ver historias nunca antes presentadas en México, entre ellas Mujer libélula y Creación con rayos astrales (de la cual se desconocía su paradero desde 1961), además del manuscrito Sueños y recetas.

Jiménez advierte: Tere Arcq, la curadora, propone un juego al intelecto al brindar las cinco llaves temáticas para entrar en el mundo complejo de la artista: la surrealista, que abre el picaporte del tiempo terrenal, del año de 1936, cuando la jóven Remedios ingresó al movimiento Surrealista a través del grupo Logicofobista, conformado por pintores y escritores que pretendían unir el arte y la metafísica; la arquitectónica, la llave que abre la posibilidad de entender los espacios arquitectónicos, en general inspirados de la época medieval, irreales e ilógicos que aparecen en sus lienzos; la literaria, que explica la relación entre la literatura y su creación plástica, cuentos que se convierten en imágenes, donde la palabra se intuye pero es invisible; la mística, donde el espectador podrá buscar las huellas de Poe, Lovecraft, Huxley o Novalis, además de ciertos planteamientos de filosofías antiguas, budismo, cábala, ocultismo y, de manera importante, la influencia de los místicos rusos Gurdjieff y Ouspensky; y, por último, la llave más hermosa y la que guarda más pistas para entender este acertijo estético: la onírica, la que deja salir a los sueños, mismos que fueron rescatados gracias a nuevos estudios académicos de algunos manuscritos de Remedios Varo y ciertas pláticas con sus amigas Kati Horna y Eva Sulzer.

Así, interpretando sus historias a través del color y la forma, que invariablemente me señalan a mí, recorrí fragmentos de la exposición. Me sumergí en aquél Tránsito en espiral, con sus corrientes inversas a las fuerzas naturales que conocemos; identifiqué mujeres únicas bajo vestidos extraños, habitantes de su propio cuerpo; ermitañas con el poder de la luz; pero hacía mucho que no encontraba a alguien tan poderosa, tan enigmática, tan aterradora: mujer de ojos entreabiertos, boca pequeña, manos largas, un manto enorme cae sobre su cabeza y le cubre el cuerpo espigado, ha abierto la caja, es pequeña, pero no se ha dado cuenta de lo que hay dentro… Después de tanto resistirme me enfrenté al hallazgo: yo misma: Encuentro. Soy el olvido de mi con la oportunidad de inventarme…

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