La boda… mi mejor enemiga

Para una mujer de 30 y tantos, ser soltera, no tener novio “formal” o no tener planes de casarse es igual a ser la tía quedada, al menos así lo piensa la familia. Es ser una solterona, así lo piensa la sociedad. Es un vamos a buscarle un novio para ver si así ‘sale’ o para que no esté solita, se dice entre l@s amig@s.

Hace algunos meses mi hermana se casó y fuera de que todo estuvo increíble y de cuento de hadas; tanto en los preparativos como en la fiesta los comentarios no dejaron de llegar al ser la hermana mayor y soltera: Que si “Chivo brincado, chivo quedado” o la famosa frase de “Y tú, ¿para cuándo?” y su expresión de desilusión al escuchar un “No, aún no”. O el típico “Se te va a ir el tren”. Y qué tal el “Yo a tu edad ya tenía dos hijos”. Pues si no son competencias, no es un check point que debes marcar.

Lo injusto en todo esto es la desigualdad y el mal trato hacia las mujeres, porque si yo fuera hombre no recibiría esta clase de comentarios, al contrario, sería yo todo un Casanova, el incasable, el soltero exitoso en su trabajo que no tiene tiempo para pensar en “amarrarse” aún.

También lo más injusto es que estos comentarios vienen de otras mujeres al alimentar la idea de que si una mujer no se casa a “cierta edad”, es que algo hace mal, que vivirá infeliz. Y se le juzga de incapaz al no poder tener una relación que le permita afiliarse al grupo de las casadas.

Lo mismo en la despedida de soltera o a la hora del ramo, “fórmate ‘mija’ a ver si ahora sí sales”. Pues que ¿soy una fruta ya a punto de pasarse que no saldrá del mercado porque nadie se la quiere llevar? No se debe dar valor a una mujer por su estado civil y menos cuando el porcentaje de divorcios ha aumentó en un 61% en los últimos años. La distinción entre solteras y casadas no debería ser motivo de pena. Son decisiones y punto.

¿O qué tal en las reuniones donde predominan parejas? Que también replica en las bodas cuando a todos los amigos casados los sientan en la misma mesa que tú. Te miran como perrito abandonado y de pronto quieren hacer mucha plática para no hacerte sentir mal, o una de ellas le insiste al marido para que te saque a bailar. Digo para no evidenciar lo “sola” que estás. En serio, no hagan comentarios así, ¡no está padre! Igual habrá unas que nos vale, pero que saben que en verdad a alguien le afecta.

O en los viajes de amigos cuando también todos van en pareja. Recuerdo un comentario –que a mí me parecía muy chistoso -porque no le daba mayor importancia y nunca se la he dado al hecho de no tener pareja en algún momento de la vida, pero a alguien le pudiera resultar ofensivo- cuando salíamos con amigos y hacían las cuentas de quienes iban; enunciaban a fulanito y fulanita, menganito y menganita, chuchito y chuchita; ah Móni y su libro. Pues sí, en ese momento no salía con nadie y no iba a invitar a un ‘equis’ para no sentirme mal, como algunos proponían.

Estar o no estar con alguien no es lo importante. Lo que debería importar es saber qué queremos nosotras, es no idealizar la boda y satanizar a las mujeres solteras. Es no hacer distinciones ni siquiera con y para nosotros mismas.

…total, la boda terminó y para todas mis tías yo soy súper simpática y súper linda, pero “pobre,  sigue soltera”.