Medicina alternativa para proteger nuestros riñones

Mucho ha evolucionado la medicina que cobijó al siglo XVIII de Voltaire con respecto a la que nos sorprende cada día en el XXI.

No obstante, existe un principio que permanece inamovible: el cuerpo es el más sabio y certero sanador de sí mismo.

Y los riñones, tema eje de nuestra presente edición, son los siempre sorprendentes “filtros” encargados de devolver el equilibrio en esa maquinaria perfecta que es el cuerpo.

Una breve numeralia sobre nuestros protagonistas nos recordaría que cada uno de nuestros riñones posee un peso de apenas 170-180 gramos y la talla de nuestro puño cerrado. Sin embargo, es capaz de filtrar el equivalente a 180 litros de sangre por día y procesa residuos del cuerpo (desechos, productos químicos ingeridos, líquido innecesario) hasta producir unos 2 litros de orina diarios que limpiarán el organismo.

Ya otros espacios de Plenilunia nos han ilustrado con detalle el por qué de las enfermedades renales, casi siempre ligadas a excesos de calcio que el cuerpo no consigue excretar a través de la orina, o a transtornos metabólicos como la gota, que –en ambos casos- provocan la formación dolorosa de “piedras”.

Pero una de las grandes lecciones que nos da la actividad diaria de nuestros riñones es justamente la capacidad que tienen de autosanarse. Prueba de ello es que, en infinidad de casos, la eliminación de cálculos es un proceso natural que no precisa de intervención quirúrgica.

Y frecuentemente los medicamentos que reciben los pacientes afectados por males renales son sobre todo analgésticos o antibióticos que ayudan a amainar el dolor; o son dilatadores de la uretra que ayudan a eliminar por los conductos naturales de la orina los referidos cálculos.

La medicina alternativa ofrece un amplio universo para dichas enfermedades.
El principio básico es beber agua en abundancia, una realidad que suena a verdad de perogrullo, pero que ignoramos frecuentemente. Un promedio de 6-8 vasos al día –como mínimo- garantizan al cuerpo la capacidad de eliminar a través del torrente sanguíneo y posteriormente, de la orina, aquellos residuos que son tóxicos para el cuerpo.
El químico, farmacéutico y naturista chileno, Silvio Rozzi Sachetti, es un convencido de que el jugo de piña facilita la disolución natural de los cálculos renales, dada la capacidad depurativa que posee.

Entre los alimentos recomendados por este experto destacan apio, alfalfa, zanahoria, calabaza, papa, puerro y apio. Entre los que deben evitarse están la sal de mesa, espárragos, betabel, huevo, coles de diversos tipos, cafeína y chocolate.

Las plantas medicinales aliadas de los males renales son la cola de caballo, el romero y el brezo, consumidas en infusión. Y la sabia herbolaria prehispáanica defendía la cocción de abedul como aliada indiscutible para la eliminación de cálculos renales.
La aromaterapia es otra de las posiblidades que ofrece la llamada medicina alternativa. Aceite esencial de perejil, integrado a una infusión ligera de cola de caballo suelen calmar con eficacia la intensidad de los dolores provocados por los cálculos renales, aplicados vía baños de asiento.

Dentro de la homeopatía destacan los compuestos: magnesium borocitricum D1, Sepia D6, Urtica Urens, Berberis D2-4; o el Lycopodium D6-12.

Pero, no nos cansaremos de insistir en que siempre se requiere la asesoría de un experto. Y tampoco de recordar la riqueza que encierra la máxima hipocrática de: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.

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