El Parkinson me impulsa a superarme

Cómo es vivir con Parkinson
Una historia de éxito

María Edith Zamora

Tengo la enfermedad del Parkinson desde hace 12 años, la gente me pregunta porqué me veo tan bien. Empecé con una rigidez en el dedo angular de la mano izquierda que me dificultaba ponerme la ropa. Acudí al neurólogo; afortunadamente el diagnóstico fue preciso, contundente y muy rápido. En consulta médica el especialista me pidió que caminara de un lado hacia otro y con esa sola prueba me dijo que tenía Parkinson. La noticia fue muy impactante porque no sabía qué era el Parkinson: si era algo mortal, contagioso o que me iba a hacer perder mi vida personal. Me di a la tarea de investigar y encontré lo importante que es para mí la toma del medicamento.

En ese entonces escuché a un conferencista decir que a lo largo de la vida nos vamos encontrando con muchas piedras en el camino y que depende de cada uno de nosotros cómo podemos enfrentarlo: para las personas negativas una enfermedad es un problema y para las personas inteligentes una circunstancia de la vida; yo decidí ponerme del lado de los inteligentes; vi  al Parkinson como una circunstancia, a lo mejor no muy linda pero, al fin y al cabo, tenía que enfrentarla porque de todas formas iba a seguir viviendo. En ese momento decidí que tenía que retomar lo que había dejado pendiente: estudios que había truncado, proyectos que tenía inconclusos y buscar un grupo de autoayuda porque sabía que era una enfermedad depresiva.

Encontré a la Asociación Mexicana de Parkinson donde tengo una participación muy activa. Sé que como enfermos no debemos aislarnos porque complica más la situación, tanto emocional como física.  Tengo la esperanza de que algún día haya alguna investigación para que pueda curar la enfermedad o detenerla. No sólo se necesita una buena actitud ante esta circunstancia, no sólo se necesita una atención farmacológica, es importante ejercitarse física y emocionalmente para tener una calidad de vida adecuada. También, es importante apoyar a los miembros de la familia porque no es fácil convivir con una persona que tiene una enfermedad crónico-degeneraba como el Parkinson. 

Imagen cortesía de Gabriela Xochiteotzin Peña | Plenilunia
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Escrito por

Editora y periodista especializada en periodismo en salud. Socia Fundadora de Plenilunia desde 2004. Editora de revistas como Plenilunia, Diabetes Hoy, así como publicaciones especializadas para la industria farmacéutica. @GabXochiteotzin

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