Hablemos de diversidad y orientación sexual

En la actualidad ya no se considera la heterosexualidad y la homosexualidad como dos polos opuestos y rígidos.
En la actualidad ya no se considera la heterosexualidad y la homosexualidad como dos polos opuestos y rígidos.
Uno de los temas más debatidos con relación a la sexualidad es la diversidad de la orientación o preferencia sexual, que es el deseo de relacionarse sexualmente con alguien.

Típicamente se consideran tres orientaciones sexuales generales:

  1. Heterosexualidad, deseo sexual hacia distinto sexo que el propio.
  2. Homosexualidad, deseo sexual hacia personas del mismo sexo.
  3. Bisexualidad, deseo sexual hacia personas de los dos sexos.

Sin embargo, si tomamos esta descripción de manera estricta, podemos encasillar a las personas y perder de vista que las orientaciones sexuales pueden cambiar y también permanecer sin cambios en el tránsito de la vida, por muy diversos factores.

En la actualidad ya no se considera la heterosexualidad y la homosexualidad como dos polos opuestos y rígidos: “o se es homosexual o se es heterosexual“. Esta situación es significativa, ya que si continúa manteniéndose esta dicotomía – división en dos partes – en la orientación sexual, se fomenta en muchas personas inquietudes, casi siempre silenciadas, acerca de su orientación porque sólo cuentan con éste último parámetro.

Una de las razones por las que surgen tantas inquietudes en torno a estas cuestiones, es que el hablar de orientación sexual nos lleva a plantarnos el tema del deseo sexual y qué hacer con él.

El deseo por relacionarse sexualmente con alguna persona no es voluntario. No nos “empeñamos” en desear a alguien, si lo hacemos es una tarea infructuosa. Quizá antes no se deseaba a una persona y ahora sí, o viceversa, pero repitámoslo, el deseo sexual, no está sujeto a la lógica de la voluntad.

Lo que parece ser más “voluntario“, es lo que hacemos o nos dejan hacer con ese deseo, pero ahí también se hacen presentes el grado de influencia social, los valores y las propias convicciones. Por ello, el deseo a veces se reprime, a veces se experimenta, en ocasiones se niega, en otras se ve como una posibilidad de conocer y compartir, y en otras más se ve como algo que no es correcto sentir.

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La vivencia de nuestra orientación sexual tiene una gran relación con lo que somos. Nuestro deseo sexual no es algo rígido ni permanece siempre igual para toda la vida; es dinámico y cambiante… como nosotros.

Referencias

  • Manual para la acción: Prevención de abuso sexual de niñas y niños. Una perspectiva con enfoque de Derechos, patrocinado por Pfizer, México 2007.
Imagen cortesía de gubh83



Escrito por

Redacción, Plenilunia Sociedad Civil Fundada en el año de 2004, Plenilunia es una Sociedad Civil cuyo objetivo es fomentar el bienestar y la salud integral de la mujer.

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