¿Por qué sentimos dolor?

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Dolor emocional

En una zona del cerebro conocida como “matriz del dolor”, se conjuntan diversas sustancias que libera la médula ósea y que conforman tanto el dolor físico como el emocional, debido a que el sistema nervioso central (SNC) no distingue uno del otro, “para él simplemente es dolor y lo ubica en una misma zona”.

El Dr. Vinicio Granados Soto, investigador del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), explicó que ambos tipos de dolor se activan en la mismas áreas del cerebro, no obstante que el dolor físico está más ligado a sensaciones asociadas a tejidos como piel, órganos o cualquier parte del cuerpo.

En tanto, los estímulos del dolor emocional provienen del sistema límbico, si bien, ambos corresponden a señales de alerta ante riesgos, malestares, enfermedades o peligros.

El especialista explicó que el dolor se produce mediante neuronas especiales a las que se denomina aferentes primarias, capaces de extraer información proveniente tanto de manera externa como interna en forma de estímulos nocivos como la presión, punción, temperatura o golpes, entre otros.

Este fenómeno se produce a partir de los mastocitos, un tipo de células cebadas que se originan en las células madre de la médula espinal y que se activan mediante procesos inflamatorios.

Estas liberan diversas sustancias como prostaglandinas, histamina, serotonina y bradicinina, entre otras, las cuales llegan hasta la zona del cerebro que mencionamos al inicio de la nota, conocida como matriz del dolor.

De esta manera, cuando se somete al individuo a estímulos dolorosos, el flujo sanguíneo se incrementa en la matriz del dolor, lo que provoca esta sensación como una respuesta a prácticamente todas las zonas del organismo donde estén conectados ciertos sensores nerviosos.

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Una de las zonas que excepcionalmente no cuentan con estos sensores del dolor son las vísceras, de tal suerte que el hígado no cuenta con la capacidad de doler, pero tampoco otras del sistema digestivo.

Una vez que estos sensores captan el estímulo doloroso, llevan la señal hasta la médula espinal y por ese conducto la sensación la capta el SNC, donde el componente sensorial con el emocional, percibe el dolor.

Después establece su ubicación y cualidad: dónde, cómo, con qué intensidad duele y cuál es su cualidad, en tanto que el dolor emocional se relaciona con las experiencias previas del dolor y el estrato socioeconómico del paciente, de esa manera le da el componente desagradable acorde al perfil del individuo.

“Un golpe en la mandíbula no puede ser asimilado de la misma manera por un boxeador que por un estibador” dijo.

El dolor físico se divide en dos: agudo y crónico. El agudo es de corta duración e intensidad, puede provocar hasta sudoración o incluso desmayos, acelera el corazón y aumenta la presión arterial.

En tanto, el crónico es de una dolencia superior a tres meses, proviene de problemas serios de salud como cáncer, diabetes o artritis reumatoide, por ejemplo; pero también altera el sueño, disminuye el apetito, hay pérdida de peso, disminución del libido, ansiedad y depresión.

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