Para muchas mujeres llegar a la menopausia puede resultar una amenaza por la gran cantidad de cambios físicos y emocionales que se llevan a cabo en el periodo. Sin embargo, no hay por qué pasarla mal.
Conocer nuestro cuerpo, sus ciclos hormonales y sus cambios a lo largo de los años es crucial para tomar decisiones clave que nos llevarán por el camino del bienestar. Pero, para empezar es necesario aclarar dos conceptos que nos acompañan al final de nuestra etapa reproductiva: el climaterio y la menopausia.
Climaterio
De manera general el climaterio debe entenderse como un proceso de transición que vive una mujer entre la etapa reproductiva y la no reproductiva. Durante este tiempo, el cuerpo comienza a presentar cambios físicos, emocionales y psicológicos que indican la pérdida de la capacidad reproductiva a partir de los ajustes hormonales, principalmente la disminución de estrógeno.
En ese sentido, el climaterio debe entenderse como una transición que se alarga por un periodo de tiempo antes y después de la menopausia en el que el cuerpo comienza a producir menos estrógeno. Este periodo que tiene un tiempo aproximado de un año antes y uno después de la última menstruación y puede presentarse entre los 45 y 65 años de edad, dependiendo de cada persona.
El estrógeno es una hormona sexual que desempeña un papel importante en la salud reproductiva. Es fundamental para el desarrollo de los órganos reproductores, así como de las características sexuales de hombres y mujeres.
En otras palabras, el estrógeno, que se produce en los ovarios y las glándulas suprarrenales, es la clave de nuestro desarrollo sexual y reproductivo. Además, tiene una estrecha relación con la salud del corazón, el cerebro, la piel, los huesos, por lo que los cambios que sufre a lo largo de la vida impactan directamente en nuestra salud y bienestar.
Entre los principales signos y síntomas que se presentan durante el climaterio están:
- Irregularidades en el periodo menstrual
- Sofocos
- Problemas para dormir
- Alteración del estado de ánimo
- Resequedad en la piel
- Disminución del deseo sexual
- Aumento en el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular
Si comienzas a presentar estos síntomas, lo más probable es que estés iniciando con la etapa de climaterio. Debes acudir a tu médico para solicitar estudios de laboratorio que te permitan identificar los niveles hormonales que tienes y detectar posibles anomalías de enfermedad.
Entre los estudios recomendados están el estudio de citología cervical, perfil de lípidos, glucosa sérica, mastografía basal, ultrasonido pélvico, examen general de orina, densitometría ósea, así como TSH sérica para descartar hipotiroidismo.
Finalmente, si es necesario y recomendado por el médico, es posible iniciar una terapia farmacológica. El tratamiento debe ser completamente personalizado y se podrá decidir entre tratamiento hormonal o no hormonal.
Menopausia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la menopausia natural o fisiológica como el “cese permanente de la menstruación, determinado de manera retrospectiva después de 12 meses consecutivos”. Si bien se presenta entre los 45 y 55 años, en México el promedio es de 48 años.
Entonces, si el climaterio es un proceso de transición que está conformado por etapas y justamente es ahí donde entra la menopausia. La menopausia debe ser entendida como la fecha de la última menstruación en la vida de toda mujer. Este evento marca el fin de la fertilidad.
Un proceso natural
Es inevitable detener el paso del tiempo en nuestro cuerpo, por lo que mantener una vida saludable es la clave para llevar estos cambios de la mejor manera.
¿Qué puedes hacer para prevenir complicaciones?
No importa si te faltan dos años, diez o ya estás en esta etapa, siempre es un buen momento para cambiar tus hábitos hacia una vida saludable:
- haz ejercicio,
- busca momentos de esparcimiento y de relajación,
- libérate de relaciones tóxicas y buscar a tus buenas amigas.
- Además de cuidar que tu alimentación sea nutritiva.
Incluye en tu rutina diaria momentos de hidratación, un cerebro hidratado es un cerebro que trabaja mejor.
Y en tu dieta busca
- aumentar la ingesta de calcio,
- consumir frutas y verduras que ofrezcan aportes de vitamina C y D;
- en algunos casos se recomienda incluir soja o linaza;
- aumentar el consumo de fibra y evitar a toda costa azúcares refinadas y el tabaco;
- además de limitar el consumo de sodio, de grasas saturadas, de alcohol y cafeína.