La palabra menstruación viene del latín mensis (mes), que a su vez está relacionado con el griego mene (luna). Desde la antigüedad diferentes culturas han relacionado a los ciclos lunares con la fertilidad femenina, principalmente porque tanto el ciclo lunar como el menstrual tienen una duración similar.
Sucede que el período de lunación, tiempo que tarda nuestro satélite en volver a la fase original es de 29.53 días, mientras que el ciclo menstrual aproximado es de 28 días, aunque ya sabemos que no en todas las mujeres es igual.
Tradicionalmente se piensa que el ciclo lunar afecta a la mujer física, emocional y espiritualmente. Físicamente, la luna puede influir en la duración del ciclo y puede también desencadenar la ovulación en cualquier momento durante el ciclo menstrual.
El Dr. César de la Rosa, ginecólogo del Instituto de la Mujer del Estado de México explica: “emocionalmente la luna afecta el estado de ánimo. Por ejemplo, los sentimientos y las emociones son más intensos durante luna llena. El reconocimiento de la luna y sus fases puede ayudarte en las situaciones en las que te sientes abrumada y emocionalmente desbordada”.
El especialista concluye señalando que si dejamos de lado la herencia cultural, lo cierto es que aún no hay estudios científicos que corroboren la relación entre luna y fertilidad. Sin embargo se cree que cuando hay cambio de luna nueva a luna llena se desencadenan más partos, algunas parteras podrían aseverarlo.
Se han realizado estudios científicos, pero hasta el momento no se ha podido establecer relación alguna entre la luna y los embarazos.