Para quienes buscan reducir riesgo de transmitir anomalías genéticas con ayuda de la reproducción asistida, el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) permite identificar en el laboratorio qué embrión es sano y cual no, al estudiar 23 pares de cromosomas con la finalidad de garantizar un bebé sano.
Este método de reproducción asistida de alta complejidad, se lleva a cabo tras la fecundación In Vitro para obtener los óvulos de una mujer que de forma previa se somete a una estimulación ovárica controlada.“No todas las parejas que acuden a una clínica de reproducción asistida lo hacen porque no logran embarazarse, existe un número considerable de pacientes que recurren a la medicina reproductiva porque han sufrido una seria de abortos, o bien, porque tienen la sospecha de que pueden heredar a sus hijos algún problema cromosómico”, mencionó la Dra. Cristina Moros, Directora del IVI México.
Todas aquellas parejas con una historia clínica de aborto recurrente, fallo de implantación tras varios intentos de fecundación in vitro, alteraciones en los espermatozoides y mujeres de edad avanzada, son candidatos a recurrir a un Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) con arrays de CGH (siglas en inglés de hibridación genómica comparada), unos pequeños cristales en los que se ha depositado pequeños fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) que recogen la información de los 23 pares de cromosomas, de acuerdo con la Dra. Carmen Rubio, directora de la Unidad de Diagnóstico Cromosómico de IVIOMICS, división genética del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).