Al año se quitan la vida más de 800 mil personas, muchas más intentan hacerlo. El suicidio puede llevarse a cabo a cualquier edad y en el 2012 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo de jóvenes de 15 a 29 años de edad.
Informes de la Organización Mundial de la Salud indican que esta problemática no sólo se produce en países de ingresos altos, sino que es un fenómeno global, afectando a todas las regiones, afirmando que en 2012 el 75% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de bajos y medianos ingresos.
La OMS señala que el suicidio es un grave problema de salud pública, además corrobora que existe un vínculo entre este fenómeno y los trastornos mentales (particularmente la depresión y el alcoholismo); aunque afirma también que muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis como los problemas financieros, rupturas amorosas o las enfermedades crónicas.
También estudios del mismo Organismo estiman que alrededor de un 30% de todos los suicidios se cometen por autointoxicación con plaguicidas. Otros métodos comunes son el ahorcamiento y las armas de fuego. El conocimiento de estas técnicas es importante para elaborar estrategias de prevención, entre ellas la restricción del acceso a los medios para quitarse la vida.
La OMS apunta que el suicidio es un problema complejo y las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, política y medios de comunicación. Existen medidas que se pueden adoptar entre la población y las personas para prevenir este suceso y los intentos de cometerlo.
Éstas incluyen:
- Restricción del acceso a los medios de suicidio (plaguicidas, armas de fuego y medicamentos);
- Información responsable por parte de los medios de comunicación;
- Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo del alcohol;
- Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo;
- Capacitación de personal sanitario no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas;
- Seguimiento de la atención a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.
La OMS informa que el estigma a los trastornos mentales disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en suicidarse o han tratado de hacerlo, por lo tanto no reciben la atención necesaria. Se dice en informes que la prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente debido a la falta de sensibilización respecto de este fenómeno como problema de salud pública principal y al tabú existente en la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que el suicidio es una prioridad de salud pública; en el primer informe mundial “Prevención del suicidio: un imperativo global”, publicado en 2014, procura aumentar la sensibilización respecto de la importancia del suicidio y los intentos de éste para la salud pública, además de otorgar a la prevención alta prioridad en la agenda mundial de salud pública.
Referencias
- Temas de salud de la Organización Mundial de la Salud, Centro de prensa: Suicidio. Nota descriptiva, abril del 2016. Consultado en mayo del 2016 en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs398/es/