Podrías pensar que las enfermedades del corazón están relacionadas únicamente a actividades físicas –falta de ejercicio-, a una dieta pobre, fumar y exceso de alcohol, aunque éstos hábitos sí incrementan el riesgo de hipertensión, infartos cerebrales y cardíacos, tus pensamientos, actitudes y emociones están igualmente relacionadas. No únicamente pueden acelerar el proceso de un infarto, también pueden obstaculizar tu recuperación con pensamientos o actitudes negativas. Aún cuando las enfermedades del corazón requieren monitoreo constante, existen cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de problemas cardiovasculares y vivir una vida plena y activa aún después de sufrir un infarto: Platica con tu médico, no hay dos personas iguales, el tratamiento debe ser personalizado.
Trata de lidiar con un problema a la vez, por ejemplo bajar de peso y hacer ejercicio, empieza con uno.
No ignores síntomas de depresión; tristeza, falta de interés, falta de energía, desórdenes de alimentación y sueño, si persisten por más de 2 semanas continuas, platícalo con tu cardiólogo.
Identifica la fuente de estrés en tu vida, trata de reducirlo o manejarlo, esto no sólo ayuda a reducir el riesgo de un infarto, también ayuda a agilizar la recuperación de uno, esto aunado a un programa de ejercicio y cambios en tu estilo de vida.
Tener una enfermedad del corazón, muchas veces presenta retos muy difíciles, un psicólogo puede ayudar a organizar un programa de metas y estrategias para alcanzarlas.
Haz una lista de apoyo, familiares, amigos o compañeros de trabajo, una red social es crucial en la recuperación de un infarto.
Fuente: Asociación Americana de Psicología Sara Weiss, Ph.D, y Nancy Molitor, Ph.D.