El colesterol desempeña funciones primordiales en el organismo como el buen funcionamiento celular. Además, su papel resulta clave en la producción de ciertas hormonas; sin embargo, la elevada producción de colesterol en la sangre es un riesgo muy alto de infarto al miocardio o accidente vascular cerebral.
De ahí la importancia de llevar un control bien medido del colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), conocido como “colesterol malo”, como la prevención principal de riesgo cardiovascular, puesto que a la enfermedad de niveles elevados en sangre de colesterol LDL se le conoce como dislipidemia, que es el riesgo más alto de infartos.
“Vale la pena recordar que existen dos fuentes distintas que explican los niveles de colesterol en la sangre, por un lado está su producción en el hígado, que justifica al 80% del colesterol circulante, y el restante 20% que proviene de los alimentos que consumimos”, explica el cardiólogo Luis Alcocer Díaz Barreriro.
“Esto es muy importante aclararlo, porque la mayoría de la gente cree que todo el colesterol es lo que nos comemos y no”, insiste el jefe de Cardiología del Hospital General de México.
Así como hasta hace poco se consideraba que la diabetes es una enfermedad de la azúcar en sangre, y que había que bajar ese dulce como objetivo primario, ahora sabemos que lo más importante es prevenirla y desde temprana edad llevar una ingesta baja de azúcares, dice el especialista.
“Se piensa que el caso de la presión arterial es muy similar, y que no basta con reducir la presión arterial, sino que además y probablemente igual de importante es disminuir los niveles de colesterol LDL”.
El problema principal del exceso de colesterol LDL en sangre es que esa grasa se va acumulando por debajo de una telita que recubre por dentro a las venas, conocido como endotelio.
Esa grasa o placa como se le denomina, al irse acumulando va disminuyendo la circunferencia por donde circula la sangre en venas y arterias, padecimiento al que se le conoce como arteroesclerosis, que es consecuente de una dislipidemia o volúmenes altos de colesteriol LDL en sangre.
“Los niveles de colesterol se reportan en milimoles por litros de sangre (mmol/i) o en miligramos por decilitro de sangre (mg/dl), y entre los lineamientos actuales se maneja que del buen nivel de colesterol depende el riesgo del paciente”.
“Si este tiene un riesgo promedio, está bien un colesterol no mayor a 130 mg/dl, pero si el riesgo es alto es de carácter obligatorio mantener niveles menores a 100 mg/dl y preferentemente menores a 70 mg/dl”.
Cuando sube la presión arterial y el ducto arterial está sumamente estrecho por la concentración de placa o ya existe un año endotelial, es cuando vienen los infartos al miocardio.
Por eso, explica, hoy en día es importante saber que en las terapias para las dislipidemias hay medicamentos duales, por un lado las estatinas que combaten a la “fabrica” para que no fabriquemos tanto colesterol propio, y la combinación conocida como ezetimibam que logra que tanto el colesterol que producimos como el colesterol que comemos se vuelva a reabsorber.
Recuerda que el colesterol viene solamente en alimentos de origen animal, como las carnes rojas y de ave, pero también en sus derivados como leche, queso o huevo, de éste sobre todo la yema es un concentrado neto de colesterol LDL.