En muchos casos, la muerte de personas que han contraído COVID-19 no es causada directamente por el virus del SARS-CoV-2, en realidad se presenta por un sistema inmunológico que no funciona de manera adecuada, aseguró Leopoldo Santos Argumedo, jefe del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav.
Al participar en el Coloquio institucional del Centro, con la ponencia “La inmunidad en tiempos de COVID-19”, el investigador señaló que ese concepto describe varios mecanismos donde se presenta una respuesta parcial o totalmente descontrolada en el organismo que, en lugar de proteger, causa daño.
Como se sabe, la inmunidad es una serie de mecanismos que lo protegen de infecciones al organismo, con fines didácticos, se divide en innata y adaptativa. La innata se presenta en todos los organismos, hayan tenido o no contacto con algún germen, se constituye por moléculas, células y procesos que lo libran en forma eficiente de un alto porcentaje de infecciones.
En el caso del SARS-CoV-2, el virus entra al organismo a través de la mucosa respiratoria de los pulmones y la digestiva, donde se reproduce en las células epiteliales, entonces la inmunidad innata reconoce a los gérmenes gracias a una serie de receptores, los cuales detonan una respuesta en minutos u horas, con la subsecuente eliminación de los gérmenes, sin dejar prácticamente ninguna secuela de consideración.
Ante la infección, algunas moléculas del sistema inmune preformadas entran en acción, entre ellas el sistema de complemento, donde participan diversas enzimas, proteínas y otras substancias de naturaleza variada. Estas moléculas, en conjunto con las células fagocíticas (neutrófilos polimorfonucleres y macrófagos) constituyen la primera línea de defensa y son capaces de fagocitar -absorber o neutralizar- o tragar abundantemente gérmenes, bacterias y partículas de diferentes tipos.
Al entrar un germen al organismo, la respuesta inmune innata responde de inmediato y su acción se prolonga hasta después de 3 o 4 días, brindando protección durante ese periodo; es decir, su acción es muy rápida. En cambio, la inmunidad adaptativa, que tienen una serie de ventajas evolutivas, genera una respuesta lenta y requiere al menos 4 días para poner en marcha sus mecanismos; se encuentra mediada por los linfocitos T y B, los últimos generan anticuerpos que aparecen en la sangre a partir del quinto día.
“Si la inmunidad innata no es capaz de controlar la infección, entonces entra en concurso la adaptativa, si la primera fue rápida y eficiente, la segunda generalmente ya no se presenta o su respuesta es leve con el fin de ahorrar recursos energéticos”, explicó Santos Argumedo.
La reacción inflamatoria del organismo, ante la presencia del nuevo coronavirus, activa la inmunidad adaptativa; una respuesta inmune innata saludable permite eliminar a las células infectadas de manera inmediata y así neutralizar el virus, con un daño al pulmón mínimo. Por ello es que un gran porcentaje de personas que contrajeron SARS-CoV-2 presentan este proceso, ante el posible daño se origina una respuesta inmune de reparación celular; es decir, se presentan dos fases del tejido pulmonar:
- una de daño
- otro de restauración
Sin embargo, se ha mostrado que en alrededor de 15% de pacientes por COVID-19 con síntomas graves, su respuesta inmune se sale de control y se vuelve disfuncional; existen numerosas hipótesis para explicar este hecho, por ello es un aspecto biológico importante que se debe estudiar para entender la infección.
La respuesta disfuncional provoca la liberación de decenas de citocinas que provocan inflamación descontrolada y causan muchos problemas como:
- trombos
- estrago pulmonar
- edema o neumonía
Que al final pueden provocar daño multiorgánico sistémico y la muerte del paciente.
Los enfermos moderados generan una respuesta inmune innata predominante controlada, mientras los que entran en un estado crítico presentan una respuesta inmune descontrolada durante el tiempo de la infección. En esos últimos casos se debe atender farmacológicamente por médicos especialistas a fin de salvar la vida del paciente, porque si no se les atiende de forma oportuna, seguramente van a fallecer; sostuvo Santos Argumedo[.]