noviembre 24, 2024

Aprendiendo a poner límites. ¿Por qué es tan difícil decir que no?

Jorge Piña Quevedo
Jorge Piña Quevedo

Un límite es un punto o una línea que no puede ser cruzada impunemente sin que haya consecuencias. Un límite es la definición de un territorio que tiene un propietario y se necesita de un permiso de él para poder estar dentro. Un límite define quién soy y quién no soy. Un límite es una frontera que me separa y me une al mismo con el otro.

El objetivo de la campaña es concientizar a la sociedad mexicana y ofrecer una herramienta de apoyo para todas las mujeres que sufren violencia. Foto: Depositphotos.

Hablando desde una perspectiva psicológica, todas las personas necesitamos protegernos y las defensas que se crean cuando somos niños sirven a ese propósito pero lo hacen de forma inconsciente, es decir, muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de cómo funcionan esos mecanismos. Pero una defensa no es lo mismo que un límite ya que éstos se tienen que establecer utilizando la conciencia.

Algunas personas tienen mucha dificultad para establecer límites y por lo general se debe a que fueron abusados en su niñez. Por supuesto que hay diferentes clases de abuso que pueden ocurrir desde un comportamiento manipulativo, verbal, emocional, físico y sexual pero para la parte inconsciente de la mente cualquier abuso es un insulto a la dignidad personal y esa es precisamente la razón por la que los adultos que fueron abusados siendo niños carecen de las habilidades y la autoestima positiva necesaria para establecer límites apropiados.

Ciertas maniobras defensivas para proteger su integridad son utilizadas por los niños que son abusados, por ejemplo, intuitivamente saben que si se oponen al abuso pueden salir todavía más lastimados pero lo que sucede es que si esas maniobras les sirvieron de niños, siendo adultos los paraliza con el miedo, la mentira y el auto-sabotaje.

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La buena noticia es que existen soluciones que podemos llevar a cabo:

El paso inicial es superar la creencia de que tú no tienes valor y no te mereces nada. Los niños traemos un programa en la mente que nos indica claramente la manera en la que determinadas personas deben tratarnos y cuando no ocurre, tendemos a echarnos la culpa por ello.

En la práctica, la famosa terapeuta Louise Hay, desarrolló un potente ejercicio que consiste en verse al espejo y colocar la mano izquierda sobre la garganta diciendo al mismo tiempo: “Me quiero…me aprecio”…”Me quiero…me aprecio” por un espacio de al menos varios minutos.

El siguiente paso consiste en comprender que los límites saludables se relacionan con el amor y no con el miedo:

Seguramente eres o conoces a personas que siempre están dispuestas a sacrificarse por los demás, dan la impresión de que al hacerlo promueven la paz pero la motivación inconsciente de ellas es el miedo a ser heridas. Es normal que estas personas provengan de familias conflictivas en las que asumieron el rol del pacificador y aunque pueden tener profundos sentimientos de enojo con sus padres, se sienten culpables por ello y temen que un conflicto pueda dejar al descubierto la verdad acerca de su rabia. Entonces el motivo de su conducta amable es el miedo y no el amor.

El resultado de vivir constantemente en el miedo por haber sido maltratado o abusado cuando se era niño es el odio hacia uno mismo. Un niño es incapaz de entender la causa del maltrato o del abuso pero utiliza su lógica infantil y llega a la conclusión de que: “Todo es culpa mía”.

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Soy alguien que no vale nada”. “Merezco un castigo por no tener ningún valor”. “Merezco ser condenado por tener miedo siempre”.

Un buen principio para contrarrestar esas creencia negativas es rehusarte a odiar, comenzando por ti misma.

A continuación una breve lista de límites sanos:

  • Rehusarte a quebrar la ley.
  • Rehusarte a darle vuelta a las reglas o a suavizarlas.
  • Rehusarte a traicionar tus valores morales.
  • Rehusarte a permitir que alguien se acerque demasiado emocionalmente.
  • Rehusarte a permitir que alguien se acerque demasiado físicamente.
  • Protegiéndote de lo que los demás quieren de ti diciendo NO.

¿Por qué es tan difícil decir NO? Son varios los motivos pero podemos empezar por la necesidad de pertenecer a un grupo. Por la necesidad de que los otros piensen que eres una buena persona. Por no ser criticada o juzgada. Por tener miedo a quedarte sola. Porque tal vez temes perder algo que ya tienes o no tener algo que deseas. Porque tu autoestima positiva está baja, etc.

Lo que realmente importa es que sepas y comiences a creer o a desarrollar el sentido de que eres un ser único e irrepetible y que viniste a este mundo con un propósito que nadie más que tú le puede dar. Eres el ser más valioso que existe… recuérdalo siempre aunque no hayas logrado todo lo que deseas.

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