Comenzaré por señalar que en el mundo los sentimientos, los pensamientos y las costumbres han ido evolucionando en el tiempo y por ello resulta difícil comparar lo que se consideraba un comportamiento correcto y adecuado hace varios años con lo que sucede en la actualidad, y es que hay un sentimiento que se resiste a cambiar con el paso del tiempo. Me refiero a la culpa que experimenta una mamá que trabaja.
El diccionario de la Real Academia define la culpa como: «4. f. Psicol. Acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado» [1]. Así que debe de existir un acto, alguna regla o un código de conducta que si se infringe causa daño a otra persona.Ahora bien, en la misma naturaleza es evidente que una madre “ya sabe” el tipo de comportamiento que debe tener para con sus hijos y si por tal o cual razón no puede cumplir con él también sabe que les estará haciendo daño, lo que aunado a la diferenciación entre algo voluntario y algo involuntario aumentará el peso sobre la consciencia de la infractora al llevar a cabo ese acto.
Menciono enseguida algunas lozas que descansan sobre las espaldas de las mujeres que son madres: “No todas las mujeres que dan a luz un niño son necesariamente una madre”… “Criar hijos es solamente para aquellas que están dispuestas a pagar el precio”… “Una madre está en la lucha constante por evitar que a sus hijos les sean robados sus sueños, oportunidades e incluso la vida”… “La madre cuanto tuvo a su bebé, sabía que su vida se vería trastornada y la hora del sueño no era la excepción”… “El sueño de la madre es ligero”… “Una madre esta alerta de todos los acontecimientos, cambios y circunstancias de sus hijos”… “Una madre sabe prevenir a los hijos de los peligros”, etcétera.
Así las cosas, parece difícil que una mujer que es mamá y trabaja tenga un camino sencillo para distanciarse de la culpa que por siglos existe en su inconsciente pero tenemos que considerar que en la actualidad y ante la fuerza de la energía femenina que está de regreso en el mundo, las mujeres han ido abandonando los roles que les habían sido asignados y en cambio han abrazado otros que les permiten hacerse cargo de sí mismas y de sus aspiraciones como personas, como mujeres y no solamente como madres, a pesar de lo cual la culpa surge como un obstáculo.
La culpa en sí no es algo perjudicial y es que a veces funciona como una llamada de atención para la mamá que necesita hacer algún cambio, por ejemplo: Tal vez es real que está descuidando a su hija o hijo y necesita replantear sus actividades. Tal vez no confía en la persona a quien se los deja. Tal vez está molesta o harta de su trabajo. Tal vez tiene problemas con su pareja, etc.
A mi parecer hay algo que es justo incluir en la ecuación y son nada menos que los propios niños pues ellos también han ido evolucionando y ahora nacen con habilidades que hace pocos años no estaban tan desarrolladas como hoy en día. La evolución del mundo abarca a todos los que en él vivimos y es imposible negar esos cambios.
Otro punto a considerar es el rol que los padres están tomando tanto en los cuidados como en la educación y formación de los niños que anteriormente recaía casi por completo en las mamás, entonces, ahora ellas tienen mayores oportunidades y tiempo para dedicarlo a sí mismas y no por eso se les puede tachar de “descuidadas”, “desobligadas” y en el extremo como “malas madres”.
La calidad del tiempo que se pasa con los hijos es más importante que la cantidad pues la mera presencia física de la madre o del padre no garantiza que se desarrolle una relación lo suficientemente buena para la maduración emocional de un niño.
Lo más importante para la mujer que es mamá y trabaja es tomar plena consciencia para después aceptar y corregir lo que sea necesario dentro de ella misma o en el exterior[.]
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