La lucha por la equidad de género y erradicación del machismo frecuentemente se confunde con la lucha por ser mejores o iguales al hombre, adoptando una postura de competencia con ellos e incluso pensando que no son necesarios.
El empoderamiento de la mujer surge como un esfuerzo para terminar con el maltrato y sometimiento que muchas mujeres viven y que les impide tener condiciones igualitarias en el trabajo, la educación, la salud y los derechos humanos en general. Sin embargo, esto no debe confundirse con la posibilidad de ser iguales ya que vivimos en un mundo diverso, e incluso gracias a la diversidad es como los niños se diferencian de los demás y se reconocen. Por eso puede ser tan peligroso ese afán de borrar aquello que nos hace diferentes, ya que al hacerlo sería más difícil reconocer cuál es nuestro papel no sólo como hombres o mujeres, sino como sujetos singulares. El empoderamiento de la mujer debería replantearse para tomar en cuenta las diferencias ya que de otra manera, podría causar los efectos contrarios a los buscados, ¿por qué? Tener una postura radical en la que el otro, en este caso el hombre, no es necesario, es inferior y es el malo del cuento, trae síntomas como: dificultades en las relaciones amorosas, devaluación del hombre (incluidos pareja e hijos), competitividad llevada al extremo y anulación del hombre como padre. Todo esto interfiere en la capacidad de amar pero también en el permitir ser amada y cuidada; condiciones que muchas mujeres ven como innecesarias e incluso las viven como un ataque contra su independencia e inteligencia.
Si se trata de vivir en un mundo menos maltratador habría que empezar por reconocer a hombres y mujeres con aquello que pueden aportar, cada uno a su modo, en las relaciones y en su forma de ver la vida. Ni todos los hombres son maltratadores ni todas las mujeres se dejan maltratar, eso depende de cada uno, así como depende de cada uno vivir desde su lugar de hombre o de mujer de acuerdo a lo que le parezca mejor hacer. Por ejemplo, dedicarse al hogar y a los hijos puede ser muy satisfactorio para algunas mujeres mientras que para otras es mejor trabajar y no tener hijos, o repartir su tiempo entre el trabajo y los hijos, existen muchas formas de ser mujer, todas son enriquecedoras siempre y cuando una se sienta feliz con lo que elige.
Entonces, el empoderamiento tiene que ver con que las mujeres accedan a un lugar respetado y valorado, no sólo por los hombres sino por ellas mismas, y para esto habría que pensar cuál es el proyecto de vida que cada una quiere. Es una pregunta difícil ya que a veces el proyecto de las mujeres incluye muchas facetas que no son tan fáciles de compaginar, ya hablaremos de eso.