[/media-credit] La especialista explicó que la presbicia es causada por una pérdida gradual de la flexibilidad del cristalino (segmento transparente situado atrás del iris del ojo) que impide enfocar adecuadamente los objetos que se encuentran cerca.
El problema es que la elección de dichos anteojos no es cualquier cosa, como se está tomando ante su fácil acceso; puede suceder que tengan una graduación inadecuada y ello nos ocasione dolor de cabeza, fatiga ocular y ojos llorosos.
“El tipo de anteojos para lectura que se venden en tiendas y tianguis están manufacturados de manera estándar y la distancia pupilar no está calculada, lo que se manifiesta en imperfecciones de la lente que impiden formar una imagen correcta”, advierte oftalmóloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Sandra Navarrete Betancourt, especialista del Hospital General Regional número 1 “Dr. Carlos Mac Gregor Sánchez Navarro” señaló que si una persona presenta dificultad para leer o realizar labores manuales, lo mejor es practicarse un examen de la vista por un profesional que sea quien defina la graduación exacta para el paciente.
De hecho, precisa, a partir de los 40 años de edad se recomienda realizarse un examen de la vista cada año. Y quienes ya utilizan lentes, éstos requieren graduarse aproximadamente cada dos años para tener la certeza de que se usa la graduación correcta y poder seguir viendo con nitidez.
Después de la cuarta década de vida muchas personas pueden presentar inicio de presbicia, conocida como vista cansada, por lo que deben empezar a usar lentes para leer, aunque no es conveniente usar cualquier tipo.
La especialista explicó que la presbicia es causada por una pérdida gradual de la flexibilidad del cristalino (segmento transparente situado atrás del iris del ojo) que impide enfocar adecuadamente los objetos que se encuentran cerca.
Resaltó la importancia de que a partir de los 40 años se acuda por lo menos una vez al año a revisión médica, aun cuando no se tengan molestias en la vista, ya que existen problemas serios que no presentan síntomas como el glaucoma o la catarata. Además, si se requiere utilizar lentes para lectura, deberán ser prescritos por el oftalmólogo o un optometrista.
