diciembre 26, 2024

Informe propone acciones para juntos superar desigualdades de género en los sistemas de salud causadas por la pandemia

ANÁLISIS DE GÉNERO Y SALUD COVID–19 EN LAS AMÉRICAS
Plenilunia Salud Mujer
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En un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se afirma que la pandemia por COVID-19 ha tenido un impacto desproporcionado en las mujeres de las Américas. Lo que ha contribuido a aumentar la desigualdad de género en salud y amenaza su desarrollo y bienestar y propone accions para crear un futuro más equitativo, resistente y sostenible.

Pandemia por COVID-19 afectó en forma desproporcionada a las mujeres de las Américas

La pandemia por COVID-19 afectó en forma desproporcionada a las mujeres de las Américas

El informe «Análisis de género y salud: COVID-19 en las Américas«, presentado este 8 de marzo de 2022 durante un panel virtual para marcar el Día Internacional de la Mujer, explora los efectos de la pandemia en las mujeres y las niñas. También presenta conclusiones en áreas como:

  • salud
  • empleo
  • bienestar social

El evento contó con la participación de Karen Sass, directora de Discapacidad de la Secretaría Nacional de Cuidados del Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay, y Hugh Adsett, Embajador y Representante Permanente de Canadá ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Este reporte subraya que la desigualdad de género es una crisis social, económica, política y sanitaria permanente, que se ha visto exacerbada por la pandemia”, afirmó la Directora de la OPS, Carissa F. Etienne. “Pero también pone de manifiesto dónde tenemos que trabajar más para crear un futuro más equitativo, resistente y sostenible”, destacó.

Riesgo de contraer COVID-19

ANÁLISIS DE GÉNERO Y SALUD COVID–19 EN LAS AMÉRICAS
ANÁLISIS DE GÉNERO Y SALUD COVID–19 EN LAS AMÉRICAS

Durante la pandemia, su papel como cuidadoras expuso a las mujeres a un mayor riesgo de contraer COVID-19. Al ser la gran mayoría del personal de salud, las mujeres estaban en primera línea atendiendo a los pacientes; y representaron el 72% de todos los casos de COVID-19 entre los profesionales de la salud en la región. “Si hubieran estado mejor protegidas desde el principio y con turnos razonables, muchas infecciones podrían haberse evitado”, consideró Etienne.

Los costos físicos y emocionales de trabajar largos turnos en el hospital o de estar expuestas a la COVID-19 las siguieron a la casa, donde las mujeres también son responsables del 80% de las tareas domésticas. Varios estudios han demostrado que las mujeres que trabajan en el sector salud tienen más probabilidades de sufrir ansiedad y depresión, insomnio o agotamiento que sus compañeros masculinos.

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Violencia doméstica

Durante los confinamientos para frenar la propagación del virus, las mujeres pasaron más tiempo en casa, un lugar que no era seguro para muchas. Durante estos periodos, las llamadas a los teléfonos de atención a la violencia doméstica se dispararon un 40% en algunos países. Pero en otros, disminuyeron drásticamente, lo que advierte que las supervivientes se enfrentan a nuevas barreras para buscar ayuda.

Más probabilidades de ser diagnosticadas más tarde

La enfermedad COVID-19 también ha tenido un impacto marcado en la salud de las mujeres. Si bien el informe comprueba los datos globales que las mujeres tienen una probabilidad ligeramente menor de desarrollar una enfermedad grave por COVID-19 que los hombres, también muestra que ellas tenían más probabilidades de ser diagnosticadas más tarde que ellos. Y cuando fueron diagnosticadas, murieron antes, lo que sugiere que un mayor número de mujeres no recibió la atención adecuada a tiempo.

Carencias en servicios

Por su parte, la reorganización de los servicios para atender la emergencia dejó a demasiadas mujeres y niñas sin el apoyo que necesitaban para mantenerse sanas. En América Latina y el Caribe, 1 de cada 4 adolescentes no tuvo acceso a servicios de planificación familiar; algo que las dejó expuestas entre otros a:

  • embarazos no deseados
  • riesgos para su salud
  • abandono escolar
  • ciclos de mala salud y pobreza

Mortalidad materna

La enfermedad de COVID-19 también ha agravado la mortalidad materna. Las futuras madres tuvieron que equilibrar el miedo a la COVID con la incertidumbre de no saber si podrían dar a luz con seguridad en un centro de salud; y demasiadas no recibieron la atención que necesitaban a tiempo. En los últimos 2 años, se han notificado más de 365 mil casos de COVID-19 en embarazadas en la región, y más de 3 mil de ellas han muerto.

Debemos abordar estas profundas desigualdades para hacer frente a la actual crisis de salud y construir un futuro mejor para las mujeres y las niñas de la región”, subrayó Etienne.

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COVID-19 en México

En el informe dentro de la sección de casos de estudio se expone que en el caso de México la perspectiva de género contempla la consideración de otros determinantes de las desigualdades en salud además del sexo. El registro de casos de COVID-19 en el país permite un análisis de intersecciones de las diferencias por sexo y género con la dimensión étnica.

A finales de diciembre del 2020, el registro mexicano contaba con un total de 3’531,289 personas estudiadas (51.8% de mujeres y 48.2% de hombres). Se identifican como población indígena 33.673 personas (49.3% de mujeres y 50.7% de hombres).

Para este estudio se han considerado los 1’324,873 casos confirmados de COVID-19 (49,5% de mujeres y 50.5% de hombres) y los 316,063 casos sospechosos (50.5% de mujeres y 49.5% de hombres).

Los datos disponibles para México revelan que casi la mitad de las muertes maternas ocurrieron durante el tercer trimestre; y 33.6% tuvieron lugar en el posparto. De las personas gestantes fallecidas en México, 30.9% habían sido intubadas y 34% había estado en una Unidad de Cuidados Intensivos.

Recomendaciones

En el informe expone la urgente necediad de incorporar de manera efectiva el enfoque de género a la producción de información para comprender y abordar las derivaciones de la pandemia de COVID-19 en toda su complejidad.

Por lo que presentan algunas recomendaciónes para trabajar juntos en impulsar la igualdad de género y desarrollo sostenible en el camino hacia un mundo más saludabe, equitativo y justo al terminar la pandemia:

  • En virtud de la complejidad que representa la pandemia, es imprescindible la transversalización de género en la respuesta a la misma y la rendición de cuentas para contribuir a la comprensión y al abordaje de las barreras para la implementación efectiva y de calidad de intervenciones de salud orientadas a prevenir y controlar la COVID-19 en los diversos grupos de hombres y mujeres.
  • Se debe implementar un sistema de cuidado integral para dar respuesta a la sobrecarga de trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres; también acompañar a las mujeres insertas en el sistema de salud y servicios de cuidado, que tienen una mayor exposición a la COVID-19.
  • Es necesario incorporar los diversos grupos de mujeres y personas LGBTQ+ a los espacios de toma de decisiones, desarrollo e implementación de protocolos, y crear mecanismos para exigir que haya paridad de género en los equipos de trabajo creados para afrontar la crisis y para la recuperación pospandemia.
  • Hay que incorporar la perspectiva de género e interpelar la construcción de nuevas masculinidades en el diseño de políticas de cuidado que apelen a la corresponsabilidad en las tareas domésticas, que se vieron acrecentadas durante la pandemia.
  • La perspectiva mencionada también se debe introducir en las políticas de protección social que tradicionalmente tienen como destinatarias a las mujeres, y abrir ese espacio a los hombres en cuanto a la responsabilidad que les cabe sobre el cuidado y las educación de los niños y las niñas.
  • Se deben arbitrar medidas de protección de la salud mental, así como seguir profundizando las políticas de acceso a la salud sexual y reproductiva y a la prevención y atención de la violencia de género.
  • Se requiere el fortalecimiento de las capacidades de los sistemas de salud (insumos, recursos) para mantener la continuidad de la prestación de los servicios de salud, tanto para casos de COVID-19 como ajenos a la enfermedad de COVID-19, y considerar el impacto diferencial de la prestación sobre los diversos grupos de mujeres, hombres, niños y niñas, y las identidades de género diversas.
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Necesario reconocer y analizar las consecuencias diferenciales 

El informe indica, además, que la incorporación del enfoque de género en la respuesta a la pandemia ha sido insuficiente y que el género no aparece en los análisis de los efectos directos e indirectos de la pandemia, algo que dificulta reconocer y analizar las consecuencias diferenciales que ha tenido la pandemia sobre hombres y mujeres.

La pandemia nos exige una transformación radical en la generación, el análisis y el uso de datos desglosados para identificar las desigualdades en materia de salud”, afirmó el Subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa. “Sin datos cuantitativos y cualitativos, y sin evidencias, nuestros esfuerzos en materia de equidad de género y de otros aspectos de la salud se ven considerablemente comprometidos”, agregó[.]

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