Con el fin de establecer un balance entre la vida laboral y la familiar, así como la corresponsabilidad social en las tareas de cuidado, involucrando a los padres, al Estado, a la empresa y a la sociedad.
El pasado 26 de abril de 2018, en la Cámara de Diputados se aprobó con 278 votos a favor, 6 abstenciones y 21 en contra, un dictamen que declara el 1 de junio «Día Nacional del Balance Trabajo- Familia«.
El documento, enviado al Senado de la República para sus efectos Constitucionales, busca que el balance Trabajo-Familia alcance mayores grados de equidad y de democratización de las tareas y garantice el derecho tanto a hombres como mujeres a un trabajo remunerado, sin tener que renunciar por ello a una vida familiar.
Apunta que las tensiones entre la vida familiar y laboral significan menores rendimientos por el limitado desempeño de los individuos imputable al estrés, la insatisfacción y la fatiga, expresados en la falta de compromiso, ausentismo e inestabilidad. La rotación de personal incrementa los costos de especialización, de reclutamiento y de inducción.
Para la sociedad y el gobierno, el estrés laboral ocasiona que el tiempo que los padres dedican a sus hijos sea cada vez menor tanto en cantidad como en calidad, afectando la integración familiar y deteriorando el tejido social.
Menciona que en países donde se han promovido prácticas o políticas de conciliación de la vida familiar y laboral, se ha comprobado que existe mayor rendimiento y compromiso de las personas en su trabajo, atracción y retención de talentos.
Asimismo, se disminuye el índice de rotación en los empleos, pues se experimenta mayor sentido de pertenencia, fomenta la lealtad y motivación hacia el centro de trabajo, reducen los riesgos de trabajo y los problemas psicosociales y elevan el nivel de satisfacción personal.