La International Prevention Research Institute, informa que el cáncer de piel es una enfermedad que afecta a las personas de piel clara en forma predominante, aunque no exclusiva, y es causada por la exposición a la radiación ultravioleta (UV). Los rayos UV que llegan a la superficie de la tierra contienen radiación y hace apenas algunos años, también se descubrió el daño que las camas solares producen en el ser humano.
La incidencia del cáncer de piel es mayor en los lugares donde las personas de piel clara tienen una gran exposición a la luz ultravioleta, como en Australia. La incidencia del melanoma aumentó a más del doble o el triple en Europa entre las décadas de 1960 y 2000, lo que se atribuye al incremento de la exposición intencional al sol.
Parte del aumento también se debe al efecto del protector solar en la piel, que resulta en la escisión de nuevos benignos, y también al melanoma delgado. La incidencia de los cánceres de células escamosas también ha aumentado en todos los países de Europa.
A pesar de que representan una amenaza mucho menor para la vida que el melanoma, estos tumores representan del 92 al 5% de todos los cánceres de piel y su tratamiento implica costos considerables para las personas y los sistemas de seguridad social.
El carcinoma de células escamosas muestra la relación más evidente con la exposición solar acumulativa. Por consiguiente, esta forma de cáncer de piel es más frecuente en personas que trabajan al aire libre. Los receptores de órganos trasplantados están en riesgo de padecer estos tumores como consecuencia de los efectos combinados de la exposición al sol y el crecimiento no controlado del virus del papiloma humano en la piel debido a la inmunodepresión.
El melanoma cutáneo representa sólo del 5 al 8% de todos los cánceres de piel, pero se trata de un cáncer potencialmente fatal, que ocurre en las personas sensibles al sol; es decir, en las personas de piel clara con escasa capacidad para broncearse.
El uso de camas solares para broncearse o lograr un bienestar es otro tipo de exposición intencional a la radiación UV; ya que éstas aumentan el riesgo de padecer melanoma y carcinoma de células escamosas, principalmente cuando se comienzan a utilizar antes de los 30 años de edad.
Por consiguiente, se debe recomendar a la población que modere su exposición al sol para reducir la exposición total a lo largo de la vida y, en particular, que evite la exposición intencional. Sin embargo, todas las personas no presentan la misma susceptibilidad al cáncer de piel.
La mejor protección contra el sol es no exponerse, pero se recomiendan las siguientes precauciones a fin de poder disfrutar del aire libre de forma más segura:
- No exponerse al sol entre las 11:00 y las 15:00 horas resulta eficaz dado que la radiación ultravioleta que alcanza la superficie de la Tierra es mayor en este período.
- Es importante programar las actividades al aire libre en otros horarios, especialmente para los niños.
- Resulta una gran opción, usar lentes de sol y vestimenta adecuada, como ropa de algodón.
- El protector solar es útil para protegerse contra quemaduras de zonas de la piel como la cara y las orejas. Además puede brindar una protección moderada contra el carcinoma de células escamosas, pero actualmente existen pruebas inadecuadas de su efecto preventivo.
- Cuando se use protector solar es extremadamente importante evitar una exposición solar prolongada que pueda aumentar el riesgo de padecer melanoma.
- No se recomienda el uso de camas solares, dado que la exposición a estos dispositivos se asemeja al tipo de exposición solar asociada con mayor frecuencia con la incidencia de melanoma.
Referencia
- Libro de la International Prevention Research Institute: Estsdo de la oncología, prevenir, tratar, curar, paliar; Peter Boyle, Richard Sullivan, Christoph Zielinski, Otis W. Bradley. 2013.