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Ser mamá nunca ha sido fácil, pero vivir la menopausia al mismo tiempo que tus hijos atraviesan la adolescencia es, sin duda, un desafío que muchas mujeres enfrentan hoy. Cambios de humor, irritabilidad, cansancio extremo y bochornos se mezclan con el caos emocional que caracteriza a los adolescentes. El resultado: una auténtica guerra de hormonas.
Una etapa de transformación para todos
La menopausia, que ocurre normalmente entre los 45 y 49 años en México, representa una transición biológica donde los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen drásticamente, lo que genera síntomas físicos y emocionales como insomnio, resequedad vaginal, cambios de humor y ansiedad (OMS, 2024). A la par, los adolescentes viven su propia revolución hormonal con cuestionamientos de identidad, impulsividad y búsqueda de independencia.

Cuando el clima emocional se vuelve impredecible
“Llega un momento en el que ni yo me soporto, y mi hijo tampoco. A veces no sé si estamos discutiendo por algo importante o simplemente porque ambos estamos de malas”, confiesa Adriana, madre de 48 años con un hijo de 15 («El siguiente capítulo», 2022). Esta convivencia intensa puede causar choques constantes, pero también es una oportunidad para construir puentes desde la comprensión.
El rol de la empatía mutua
La clave está en reconocer que tanto la madre como los hijos están atravesando procesos complejos. “La menopausia no es solo una etapa física, también impacta la salud mental y emocional. Es importante hablar de ello en casa”, explica el Dr. Alejandro Nenclares Portocarrero, psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría. Hablar con honestidad sobre lo que se siente puede prevenir malentendidos y fortalecer los vínculos familiares.
No es drama, son hormonas
A menudo se minimizan las emociones de ambos lados con frases como “estás exagerando” o “ya vas a empezar otra vez”. Sin embargo, tanto la adolescencia como la menopausia tienen fundamentos hormonales que explican muchos de los comportamientos. Entenderlo es vital para no tomarse todo como un ataque personal.

Cuidar a otros sin descuidarte a ti misma
Las mamás en esta etapa están en medio del “sándwich generacional”: cuidando a sus hijos adolescentes y, en muchos casos, también a padres mayores. Esto las pone en un riesgo alto de agotamiento físico y emocional. Es vital priorizar su autocuidado, alimentarse bien, hacer ejercicio y pedir ayuda profesional si sienten que no pueden solas.
Cómo hablar del tema con los hijos
La educación emocional también se construye desde casa. Hablar abiertamente con los adolescentes sobre los cambios que vive su mamá puede ser una herramienta poderosa.

Aliadas naturales para el equilibrio
En algunos casos, el médico puede recomendar cambios en el estilo de vida o incluso suplementos alimenticios naturales que ayuden a mejorar el estado de ánimo, el sueño o la salud cardiovascular. Siempre es fundamental consultar con un especialista antes de iniciar cualquier tratamiento.
Aprovechar la etapa para reconectar
A pesar de los retos, esta etapa puede ser también una oportunidad para que mamá e hijos se conozcan de una nueva forma. La vulnerabilidad compartida puede convertirse en un terreno fértil para la empatía, el humor y hasta el compañerismo. Al final, ambos están aprendiendo a crecer.
Porque también mereces acompañamiento
Finalmente, los especialistas recuerdan que la menopausia no es una enfermedad, pero sí una etapa que merece atención y acompañamiento. Si te identificas con esta situación, no estás sola. Habla con tu médico, busca apoyo emocional y construye una red con otras mujeres que te ayude a transitar este momento con más claridad, menos culpa y plenitud.