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La infertilidad es más común de lo que parece, pero menos hablada de lo que se necesita. Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de 48 millones de parejas y 186 millones de personas viven con esta condición en el mundo. En México, se estima que 1 de cada 3 personas en edad reproductiva no logrará concebir de forma natural.

Aunque la causa puede estar en cualquiera de los dos miembros de la pareja —40% femenina, 40% masculina y 10% combinada—, el camino hacia un embarazo muchas veces está plagado de dudas, desinformación y angustia.
“Cada historia de fertilidad debe comenzar con información precisa. El primer paso debe ser una evaluación integral que considere todos los factores, tanto femeninos como masculinos”, explica la doctora Claudia Castillo, directora médica del Instituto Ingenes, ginecóloga con alta especialidad en Biología de la Reproducción Humana.

Y es que la edad sí importa. Una mujer menor de 30 años tiene menos del 20% de probabilidad de lograr un embarazo por ciclo menstrual. Pasados los 40, esa cifra cae a 5%. Esto se debe a la disminución natural en la cantidad y calidad de óvulos, que complica la concepción.
Pero no todo está perdido. Existen tratamientos de baja y alta complejidad, como la inseminación artificial, la fecundación in vitro o la restauración ovárica, que pueden adaptarse a cada caso. La clave está en contar con un equipo médico empático y capacitado.
Desde el Instituto Ingenes, se han diseñado programas multiciclo que acumulan tasas de éxito de hasta 96%. Este modelo permite ajustar estrategias tras cada intento y personalizar el tratamiento en tiempo real. Además, más del 55% del éxito depende del laboratorio, por lo que la tecnología y los protocolos son esenciales.

Y no todo se trata de hormonas y análisis. El factor emocional también cuenta. Aunque el estrés no causa infertilidad directamente, sí afecta la forma de vivirla. Por eso, el acompañamiento psicológico también es parte del proceso.
La infertilidad no tiene por qué ser sinónimo de desesperanza. Con el enfoque médico adecuado, información clara y apoyo integral, cada historia puede encontrar un camino. Porque detrás de cada diagnóstico hay un deseo legítimo: el de formar una familia.