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Por Carlos O’Quinn, director médico asociado, portafolio de vacunas en MSD México.
Algunas infecciones representan un riesgo importante para la salud pública y pueden provocar miles de muertes cada año. Uno de los agentes más peligrosos es el neumococo (Streptococcus pneumoniae), una bacteria responsable de alrededor de un millón de fallecimientos anuales en todo el mundo, de los cuales casi 300 mil ocurren en niños menores de cinco años.
Esta bacteria se aloja en la parte superior de la garganta detrás de la nariz, conocida como nasofaringe y se puede propagar a las vías respiratorias bajas (bronquios y pulmones).
De infecciones leves a cuadros graves
Las infecciones por neumococo pueden variar en severidad. Entre las más leves se encuentran la otitis media (infección del oído) y la sinusitis (infección de los senos paranasales).
Sin embargo, en casos más graves, la bacteria puede causar enfermedades neumocócicas invasivas (ENI), como neumonía, meningitis, bacteriemia o septicemia, todas potencialmente mortales si no se atienden a tiempo.
Las ENI son más frecuentes en los extremos de la vida:
- En niños menores de dos años, que representan hasta el 75% de los casos.
- En adultos mayores de 60 años, donde la tasa de letalidad puede alcanzar el 20% de las hospitalizaciones.
Factores de riesgo y formas de contagio
Las personas con condiciones crónicas son especialmente vulnerables al neumococo. Esto incluye a quienes viven con diabetes, EPOC, enfermedades cardíacas, VIH, o cualquier situación que debilite el sistema inmunitario.
El consumo frecuente de alcohol y tabaco también incrementa el riesgo de complicaciones.
El contagio ocurre fácilmente al estar en contacto con la saliva o mucosidades de una persona infectada. Además, una persona puede contraer la infección más de una vez, por lo que la prevención es fundamental.
La vacunación: una estrategia clave de prevención
La vacunación contra el neumococo ha demostrado ser una herramienta efectiva para reducir la incidencia de las formas invasivas de la bacteria y disminuir la mortalidad asociada a sus complicaciones.
Además, fortalece el sistema inmunitario al estimular la memoria inmunológica, lo que mejora su capacidad de respuesta ante futuras exposiciones a la bacteria.
Los programas de vacunación infantil y para adultos mayores son una de las estrategias más costo-efectivas para proteger a las poblaciones más vulnerables, evitar hospitalizaciones y reducir la carga en los sistemas de salud.





