Un estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) en España [1], demostró que las personas que consumen lácteos de forma habitual, disminuyen las posibilidades de padecer diabetes e hipertensión, así como los problemas de salud asociados a estos padecimientos.
Estos estudios, dados a conocer recientemente, apuntan que en una población sana, la ingesta de 2 a 4 raciones de lácteos no azucarados se encuentra dentro de un patrón saludable de alimentación, aunque en personas con sobrepeso, obesidad o elevación de lípidos, es recomendable consumirlos en su versión desgrasada o desnatada.De acuerdo con la doctora Gemma Rojo Martínez, coordinadora de dicho estudio e investigadora del Hospital Regional de Málaga, los resultados mostraron una relación entre el consumo de lácteos y un mejor perfil metabólico en la población adulta. El estudio se realizó con la participación de 5 mil voluntarios, mayores de 18 años durante los años 2008 y 2010 mediante la colaboración de diversos investigadores y centros sanitarios. Mencionó además que «los resultados de esta investigación apuntan al efecto beneficioso del consumo de lácteos frente a la presencia de hipertensión y obesidad, lo cual podría contribuir a un mejor estado metabólico general y un menor riesgo cardiovascular”.
El Centro de Investigación menciona en su comunicado que el yogur y muchas variedades de quesos tienen bajos niveles de lactosa, por lo que estarían indicados en personas intolerantes a la lactosa.
Los quesos que pueden representar una alternativa para los intolerantes a la lactosa son:
- Queso manchego: Al tratarse de un queso que tiene una maduración mínima de 30 días, es adecuado para los intolerantes a la lactosa, por ser más digestivo. Además, es de uso común en nuestro país con diversas aplicaciones en la gastronomía. Las propiedades de este tipo de queso coinciden con otros lácteos donde también están presentes las vitaminas A, D y E, necesarios en procesos metabólicos como la conservación de tejidos y absorción de calcio.
- Quesos de cabra: Como su nombre lo indica, están elaborados con leche caprina, que es mucho más digestiva que la leche de vaca. Además, de acuerdo con la presentación de este producto, puede consumirse como bocadillo o en ensaladas. Además, es una fuente rica en vitamina A, D, K y riboflavina, potasio, fósforo, hierro, niacina y tiamina, elementos necesarios para el organismo.
- Camembert: Su principal característica es que tiene una maduración de 2 meses como mínimo. Comúnmente se consume en pequeñas porciones acompañado de otros alimentos, incluso como salsas, una vez despojados de su corteza enmohecida. Por tratarse de un lácteo es un alimento recomendable para una dieta rica en nutrientes y por su gran aporte de calcio es ideal para prevenir la osteoporosis, anemia e hipertensión.
Los quesos maduros son los más recomendables ya que durante su elaboración se lleva a cabo un proceso de fermentación mediante el cual se utilizan bacterias lácticas que fraccionan la lactosa de la leche para convertirlo en ácido láctico para hacer el queso.
Información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revelan que la leche proporciona nutrientes esenciales [2] y es una fuente importante de energía alimentaria, proteínas de alta calidad y grasas. El organismo sostiene que este alimento puede contribuir considerablemente a la ingestión necesaria de nutrientes como el calcio, magnesio, selenio, riboflavina, vitamina B12 y ácido pantoténico[.]
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