Aunque no a todos les gusta la piña, no cabe duda que es una exquisitez. Actualmente es una de las frutas más cultivadas en el mundo y la podemos encontrar en muchas presentaciones.
Ya sea para comerla sola o acompañada, en un platillo dulce o salado, la piña es una de las 10 frutas más producidas a nivel mundial.
Este exquisito fruto es originario de América Tropical, específicamente en la Amazonia entre Brasil y Paraguay. Su nombre científico Ananás comosus es de origen guaraní y significa “perfume de los perfumes”.
Por su parte, el término piña se acuñó por los españoles por su semejanza con los conos de las coníferas, es decir, las piñas de los pinos que usamos para las decoraciones navideñas.
La domesticación de la piña ocurrió mucho tiempo antes de la llegada de los europeos a América, sin embargo, fue gracias a ellos que se hizo famosa a nivel mundial. Una vez descubierta, los exploradores europeos la bautizaron como el rey de las frutas coloniales, haciendo alusión a su corona de hojas.
Usos por parte de los nativos americanos
Si bien los europeos vieron en el rey de las frutas coloniales un delicioso manjar, los nativos americanos la usaban para muchas cosas. Con ella curaban ciertos desórdenes estomacales, se tomaba como agua refrescante o bebida alcohólica al dejarla fermentar.
En las guerras se empleaba el jugo en la fase de descomposición como veneno para los enemigos. Además, era un símbolo de amistad; el fruto se colgaba en las entradas de las casas para indicar que la casa podía ser visitada.
Tanto es así que, en 1493, durante el segundo viaje de Cristóbal Colón a América, la piña se presentó a los extranjeros por los nativos americanos como gesto de hospitalidad.
Valores nutricionales de la piña
Fue de manera súbita que la piña llegó a las mesas del mundo. Su jugosa pulpa de exótico aroma y refrescante sabor, equilibrado entre lo dulce y ácido la convierte en un majar. Además, los marinos españoles pronto descubrieron que consumir piña en sus viajes podrían prevenir el escorbuto.
En la actualidad sabemos que la piña tiene 50kcal, 0,5g de proteína, 0,12g de grasas, 11,5g de hidratos de carbono, así como 1,2g de fibra. La piña fresca es rica en vitaminas C principalmente y contiene vitamina A, B1 y ácido fólico, aunque en un menor porcentaje. También tiene una gran riqueza de potasio y un poco de magnesio y hierro.
Bromelina, la enzima de la piña
La principal enzima de la piña es la bromelina que se encuentra en el tallo y el fruto. Esta enzima facilita la digestión pues tiene la virtud de fragmentar las proteínas y convertirlas en aminoácidos. Es por todas estas propiedades que te compartimos algunos de los beneficios que hacen que la piña se considere un “medicamento”.
- Es la fruta digestiva por excelencia. Comer piña en los primeros tiempos de la comida es especialmente benéfica pues estimula la producción de jugos gástricos y es especialmente indicada para digerir las proteínas.
- Antidiarréica. Parece inhibir el crecimiento de los microbios intestinales (acción antipútrida) y mejora los receptores del intestino.
- Depurativa. La piña es un excelente remedio para el hígado y se sabe que su consumo regular aumenta la circulación en este órgano vital.
- Antiinflamatoria. Ejerce una notable acción antiinflamatoria, es útil en casos de tendinitis y afecciones reumáticas con edema en los miembros.
- Protectora frente al cáncer. Interfiere en el desarrollo de células malignas, reduciendo el riesgo de metástasis en algunos tipos de cáncer. Además, parece potenciar los efectos de la quimioterapia.