La información estadística derivada de la pandemia constituye un acervo dinámico de datos, que impone la necesidad de contar con sistemas de información que superen las dificultades técnicas con oportunidad, reporten cifras confiables y realicen estimaciones próximas a la realidad de la epidemia, lo cual ayuda a determinar el momento en el que se encuentra la curva y tiene implicaciones directas sobre la toma de decisiones de la política pública, señala una investigación elaborada por la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez (IBD).
El estudio titulado “Covid-19: evolución y estimaciones de las curvas epidémicas” [1], elaborado por el investigador Jesuswaldo Martínez Soria, sostiene que la aplicación de pruebas diagnósticas es determinante en la configuración de la curva epidémica, porque ayuda a dimensionar tanto el número de casos confirmados como los casos que no se logran identificar oportunamente, lo que le imprime mayor certeza al conocimiento del número de casos totales y a la evolución de la epidemia y mayor confiablidad en la gestión de la información estadística.
De momento, la aplicación numerosa de pruebas diagnósticas PCR es la vía más práctica para aproximarse a la magnitud real de la epidemia. Esta acción se podría complementar con la aplicación de pruebas serológicas para identificar a las personas que han pasado ya por el contagio sin haber pasado por el registro oficial, apunta la investigación.
Por otro lado, el documento del Instituto considera que ayudaría realizar una revisión técnica de los modelos matemáticos y de los métodos estadísticos por un equipo de expertos académicos que introduzca las mejoras necesarias para lograr resultados confiables, a partir de una convocatoria pública para discutir las anomalías y encontrar las soluciones[.]