Se sabe que la belleza de un rostro no tendría valor sin una coloración que lo haga ver sano, es decir, que luzca uniformidad del tono de la piel. No obstante, existen factores internos y externos que pueden alterar la pigmentación de la misma.
El dermatóloga Patricia García de Dermédica, Clínica de Diagnóstico de enfermedades de la Piel, explica que el rostro, escote, manos y brazos son las zonas del cuerpo con mayor susceptibilidad a mancharse y que por lo general estas lesiones no constituyen el marcador de alguna enfermedad, sino que se limitan a un problema cosmético que causa incomodidad a las personas que los presentan.
Los responsables
En condiciones normales la piel tiene células encargadas de producir pigmento (melanocitos). Cuando la epidermis y dermis se muestran con manchas cafés, es indicio de una hiperactividad de dichos melanocitos.
“La predisposición genética, el sol, el embarazo y la ingesta de algunos medicamentos (como algunos anticonceptivos), son los principales responsables de la aparición de manchas en la piel, por ello es necesario tomar medidas para evitar que éstas aparezcan o aumenten en número y tamaño”, asegura la Dra. García.
De acuerdo con los expertos en el tema, para evitar que la piel se manche es necesario aplicar a diario un protector solar en aquellas zonas más expuestas a la luz del sol. Lo ideal es hacerlo por lo menos de dos a tres veces durante el día, incluso cuando está nublado.
Además, se debe evitar aplicar perfume en estas áreas, ya que la combinación de sol con alcohol puede favorecer la aparición de manchas.
Tipos y formas
Cuando la piel está hiperpigmentada las manchas pueden aparecer de diferentes formas, colores y tamaños:
• Melasma. También conocido como paño, está constituido por la presencia de manchas pigmentadas en la cara. Tiene un fuerte predominio en mujeres y en particular, se asocia a la exposición solar y a ciertas condiciones en las que las hormonas tienen una participación importante: embarazo, uso de anticonceptivos orales y la terapia de reemplazo hormonal, aunque también puede no estar asociado a ninguna causa aparente.
• Efélides, comúnmente conocidas como pecas. Son manchas de color café o negras, más pequeñas y aisladas que el melasma. Por lo regular aparecen con mayor frecuencia en cara, manos, escote, hombros y piernas, es decir, en zonas expuestas al sol.
Las pecas aparecen comúnmente en personas de piel clara, sobre todo en las rubias o pelirrojas. Estas manchitas se hacen visibles de igual forma tanto en hombres como en mujeres.
• Lentigo solar. Se trata de una lesión benigna que se manifiesta en áreas del cuerpo expuestas a las radiaciones solares, caracterizada por empezar como una mancha de color marrón que con el paso del tiempo, aumenta en tamaño y a veces en la intensidad de la coloración. Estas manchas pueden crecer y unirse hasta formar placas.
El lentigo solar es una lesión característica de la edad adulta, no obstante, se hace presente con menor frecuencia en jóvenes y niños de piel blanca, es decir, en las dermis que se queman con gran facilidad.
El diagnostico de estas lesiones pigmentadas es generalmente clínico y para su manejo existen numerosos tratamientos con los que se logran atenuar, desvanecer e incluso desaparecer las manchas. Por ejemplo, sesiones de Luz Intensa Pulsada, peelings químicos y despigmentantes tópicos (cremas), entre otros.
A pesar de que estos tipos de manchas en la piel no representan peligro para la salud de las personas, la dermatóloga García recomienda acudir con el especialista ante la presencia de cualquier deformidad, irritación, o cambio que se detecte en la piel, ya que éste es la única persona autorizada para emitir un diagnóstico y prescribir un tratamiento.
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