Antonio permaneció un mes en el HGZ No. 13 y posteriormente fue trasladado al hospital recién inaugurado. Obdulia, esposa del paciente, expresó su agradecimiento por el profesionalismo del personal médico, de enfermeria y trabajadores sociales.
Antonio y Obdulia enfermaron de COVID-19 en julio pasado, y mientras él tuvo que permanecer más de un mes hospitalizado, este matrimonio veracruzano con residencia en Ciudad Acuña, pasó una de las pruebas más duras de su vida.
Gracias a la oportunidad en la atención y a los cuidados del personal de salud, Antonio se convirtió en el primer paciente egresado del Hospital General de Zona (HGZ) No. 92, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coahuila.
La jefa del Departamento Clínico del recién inaugurado nosocomio, Margarita Villafaña Arroyo, explicó que Antonio, de 49 años, ingresó muy grave al Hospital General de Subzona (HGSZ) No. 13.
La enfermedad inició con: dolor de huesos, luego de cabeza y después temperatura. Acudió a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 87, le tomaron la prueba, que resultó positiva; y le dieron la incapacidad laboral para que reposara aislado en casa. Pero su condición empeoró y fue necesario hospitalizarlo.
Obdulia, compañera de vida de Antonio desde hace 25 años, relató que cuando llegó al HGSZ No. 13 le dijeron que estaba muy mal; su respiración estaba al 70%, por lo que de inmediato lo ingresaron.
A ella le indicaron quedarse en casa, evitar salir a la calle y acudir al hospital. También resultó positiva y presentó síntomas, pero no de gravedad.
Debido a que el estado de salud de Antonio era crítico, permaneció conectado a oxígeno, pero de manera gradual, gracias a los cuidados médicos y a la aplicación de una amplia gama de fármacos, el sistema inmunológico reaccionó de manera favorable y a la vuelta de un mes se derivó al HGZ No. 92, designado como unidad de recuperación.
Obdulia compartió que ambos son de Veracruz y emigraron 20 años atrás a Ciudad Acuña, en busca de un mejor porvenir. Dos años después nació su único hijo, quien actualmente tiene 18 y estudia la preparatoria.
Refirió que su esposo trabaja como inspector de calidad de una fábrica, en el turno nocturno. Suponen que fue ahí donde se contagió. Tan pronto presentó los primeros síntomas, optaron por mandar a su hijo a casa de una tía, lo que le permitió mantenerse sano.
De igual forma, agradeció al personal médico, de enfermería y trabajadoras sociales el profesionalismo con que atendieron a su esposo. “Los médicos del IMSS tienen la sencillez de hablar con la familia y con los pacientes, todo me dijeron, todo me explicaron y nunca me quedé con una duda”.
Muchos días recibí malas noticias. Me decían que estaba mal, que no mejoraba, pero los médicos lo salvaron, indicó.
Destacó que su esposo no fuma, no tiene diabetes, no es obeso, ni tiene otros padecimientos; aun así, estuvo muy grave y es una razón por lo que toda la gente se debe de cuidar.
Ya en casa, Antonio continúa con su tratamiento y hace todo lo que le indicaron los médicos; camina despacio, cada día un poco más y su terapia es inflar globos.
“Esta enfermedad es de un gran sufrimiento para uno como familiar. Estoy muy agradecida con el IMSS y con todo el personal que me sigue llamando para ver cómo estamos los dos”, expresó[.]