A pesar de que las prácticas médicas están cambiando debido a los avances tecnológicos, aún es posible retomar hábitos de atención médica que fueron ejercidos con anterioridad, como la atención médica domiciliaria. De acuerdo con un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo, ésta se puede retomar siempre y cuando se tomen en consideración tres puntos: la capacitación profesional, la elección de un presupuesto adecuado para cada caso y la transmisión de conocimiento entre los cuidadores.

Que el médico fuera a casa del paciente era común en otra época. Esto era más eficiente, a diferencia del caso en el cual el paciente en cuestión se desplazaba para ver al especialista y éste fuera quien diagnosticara y prescribiera lo necesario. Conforme se fueron constituyendo los sistemas de salud, tal práctica es, más bien, la excepción. Pero en algunos países se está retomando con programas específicos para ciertos casos y se están logrando muy buenos resultados.

A continuación, te compartimos un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), redactado por Marcela Aracena, quien recomienda cómo mejorar este tipo de prácticas de atención médica domiciliaria por medio de tres puntos específicos [1]:

1. Capacitación de quienes visitan y acompañamiento continuo. Quienes implementen este tipo de programas tienen que tener una capacitación específica; deben de adecuarse a las políticas públicas establecidas y al contexto de la familia a la cual se le brinda la atención. Además, sería ideal que los visitadores fueran acompañados por alguien que supervise el proceso, o un par que le brinde apoyo cuando se requiera.
2. Presupuesto y calidad en la atención. Este punto busca hacer visible la necesidad de que todas y cada una de las visitas se lleven a cabo con calidad. Por ejemplo, que las visitas sean frecuentadas por la misma persona y con una duración suficiente para garantizar el éxito del programa. Aunado a esto, el contexto varía según cada familia y cada necesidad, por lo cual, es necesario brindar un apoyo adecuado a su presupuesto; en caso de que el tratamiento rebase estos límites, buscar los mecanismos que hagan posible referir al paciente a un sistema de apoyo que le garantice el seguimiento de su tratamiento.
3. Transmisión del conocimiento. Las y los profesionales, dedicados a evaluar e investigar los impactos que tienen estas visitas sobre las familias, tienen el deber de transmitir el conocimiento adquirido a sus pares. Esto con el objetivo que no se pierda la continuidad del trabajo y, en caso de ser necesario, se propongan los ajustes requeridos para brindar un servicio de calidad en el tratamiento o en la elaboración de políticas públicas destinadas a ello.

Estos son sólo algunos puntos propuestos para optimizar la atención médica domiciliaria, ¿tienes en mente alguna otra sugerencia para fortalecer este tipo de programas? [.]

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