Desde hace más de cuatro años, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) trabajan en el desarrollo de una terapia alternativa o complementaria, que emplea ondas electromagnéticas de baja frecuencia controladas, para prevenir o combatir el cáncer hepático en etapas tempranas.
Hasta el momento en los resultados de laboratorio se ha logrado reducir en 50% el número y tamaño de las lesiones preneoplásicas, que son parte inicial del desarrollo del cáncer, señaló Mónica Jiménez García, estudiante de doctorado del Cinvestav, quien es asesorada por los investigadores Saúl Villa Treviño, del Departamento de Biología Celular y Juan José Godina Nava, del Departamento de Física.
Jiménez García acotó que una ventaja de este método sería que, a diferencia de las radioterapias que matan tanto a las células malas como a las sanas, porque emplean energía muy alta, el uso de ondas electromagnéticas de baja frecuencia no perjudica a las células sanas, pero sí es capaz de modificar a las células dañadas.
La especialista en Física Médica señaló que el campo electromagnético, ya sea natural o artificial, es algo con lo que convivimos diariamente, aunque no lo veamos, por ello es complejo de entender su efecto sobre los organismos.
Esta energía está en todos lados, la natural la encontramos en las tormentas eléctricas, la radiación solar, la luz visible, en el campo magnético de la Tierra etc.; la artificial, es decir, creada por el hombre, es la que se genera por el uso de la energía eléctrica en nuestros hogares, los celulares o las computadoras.
La finalidad de este estudio era determinar el efecto del campo electromagnético controlado aplicado en la etapa temprana del desarrollo del cáncer de hígado. “En este caso, el que nosotros aplicamos durante cierto tiempo fue el adecuado para reducir a la mitad la formación de lesiones preneoplásicas”, señaló la investigadora.
En este trabajo se utilizaron frecuencias denominadas hertz, las cuales se caracterizan por ser muy baja, no generan calor y tienen longitudes de onda muy amplias (del orden de kilómetros), que no afectan al organismo, por el contrario, según reveló el estudio, fueron benéficas.
Para realizar el experimento se utilizaron ratas de laboratorio con cáncer hepático inducido químicamente, a las que se sometió a una exposición controlada de campo electromagnético mediante un equipo diseñado y construido por el también investigador del Cinvestav, Miguel Ángel Rodríguez Segura.
Diariamente, casi un mes, los animales fueron expuestos a las ondas electromagnéticas por varios minutos. El proceso fue controlado por computadora, la cual se alimentó con información muy específica: amplitud del campo electromagnético, frecuencia, tipo de onda y tiempo de exposición.
Jiménez García acotó que en México este tipo de estudios aún está poco desarrollado, en cambio, en países como Alemania e Italia, ya se aplica de manera experimental en los individuos. Por el momento, la estudiante de doctorado del Cinvestav señaló que todavía hay mucho por experimentar, por ejemplo, saber si a nivel de tumor puede reducir el tamaño del mismo, sobre todo porque los pacientes por lo general, llegan con el médico cuando la enfermedad está muy avanzada.
Otra aplicación potencial es como tratamiento preventivo en grupos de riesgo, es decir, aquellos individuos predispuestos a padecer cáncer hepático. Actualmente, la estudiante de doctorado desarrolla un modelo matemático que describe la interacción del campo electromagnético con uno de los carcinógenos utilizados para producir cáncer a nivel experimental, lo cual ayudará a comprender su mecanismo de acción.