Instituido originalmente en 1990 como parte del Departamento de Biología Celular, bajo el nombre de Patología Experimental, donde comenzaron a impartirse maestrías y doctorados, el actual Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular (DIPM) ha contribuido desde entonces a formar a 166 maestros y 121 doctores en la especialidad.

Estudiar las infecciones provocadas por parásitos, virus y bacterias, así como los mecanismos de producción de un amplio espectro de enfermedades que van de las crónico-degenerativas, como el cáncer, a las autoimnunes, como la artritis, resulta vital en un país en transición epidemiológica, tal como sucede con México.

A ese objetivo ha contribuido la labor científica desarrollada por expertos del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), que este 2015 conmemoró 25 años de su constitución.

“El punto más importante del DIPM, que lo hace diferente al resto de los departamentos del Cinvestav, es que trabajamos con agentes responsables de enfermedades, con un enfoque multidisciplinario que abarca desde la microscopía a la biología molecular y la epidemiología”, señaló la titular del mismo, Rosa María del Ángel Núñez de Cáceres.

Esta diversidad académica –que incluye a 16 profesores así como expertos en biología celular y molecular, patología, inmunología y virología– y el carácter multidisciplinario de su interacción les permite abordar muchos problemas de salud desde perspectivas diferentes, añadió la investigadora.

La jefa del DIPM consideró que su labor académica ha tenido una repercusión favorable entre la sociedad, al contribuir no sólo a caracterizar las enfermedades que afectan a la población mexicana, sino al desarrollo de nuevas estrategias para prevenirlas o contenerlas.

Mencionó que el estudio de algunos trastornos como el cáncer de ovario, el diseño de posibles tratamientos o vacunas contra la amibiasis o la giardiasis, así como el análisis a nivel molecular de virus causantes de dengue o chikungunya, que se realizan en el DIPM, son también prioridades para el Sector Salud.

Asimismo, Rosa María del Ángel recordó que en situaciones de alerta epidemiológica, como ocurrió con el brote de influenza H1N1 en 2009, expertos del DIPM colaboraron con las autoridades de salud en el aislamiento y caracterización del virus causante. Y este año se constituyó la Red Mexicana de Virología, que busca establecer estrategias y acciones para afrontar emergencias sanitarias por ese tipo de patógenos.

El prestigio académico de los profesores del DIPM, reconocido a nivel nacional e internacional, ha sido refrendado con el logro de diversos galardones. Entre ellos destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1986, otorgado al investigador emérito Adolfo Martínez Palomo, así como la Medalla Pasteur y el Premio L’Oréal-UNESCO, concedidos en 1997 y 2006, respectivamente, a Esther Orozco.

Los investigadores del DIPM también han conseguido importantes premios de la industria farmacéutica, como el Glaxo Smithkline y el Syntex, en tres ocasiones. Su trabajo académico se ha reflejado en alrededor de mil artículos publicados en revistas indexadas, que han recibido más de 20 mil citas de parte de sus colegas en todo el mundo.

En el futuro cercano, anticipó Rosa María del Ángel, deberán expandirse las fronteras de la investigación en el DIPM para incorporar los hallazgos recientes de las ciencias genómicas. “La meta es dirigir nuestros esfuerzos hacia labores que tengan más repercusión en la sociedad, como el desarrollo de nuevas terapias o vacunas”, resumió.