Hipócrates, el doctor griego del siglo quinto antes de Cristo, quien dio origen al juramento hipocrático, curaba las heridas abiertas y las irritaciones de la piel usando cobre; al igual que los romanos, quienes identificaron una serie de enfermedades en las cuales el cobre servía como cura o tratamiento.
Esta historia de las aplicaciones antimicrobianas de los metales de cobre, ha dado origen a los esfuerzos de hoy en día para determinar su efectividad en la eliminación de bacterias potencialmente dañinas, especialmente en institucion3es dedicadas al cuidado de la salud, en donde las infecciones constituyen una creciente inquietud.
Los Centros para el Control de la Enfermedad y Prevención estiman que las infecciones contraídas en los hospitales en Estados Unidos, afectan a cerca de dos millones de personas cada año; resultando en aproximadamente 100.000 fallecimientos anuales, costando alrededor de 30 mil millones de dólares.
La industria del cobre, a través del Centro de Promoción del Cobre en Estados Unidos, efectuó pruebas de laboratorio para ser entregadas a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Pruebas exhaustivas de laboratorio basadas en cinco diferentes patógenos en cinco muestras diferentes de cobre, latón y bronce, fueron llevadas a cabo bajo protocolos de prueba aprobados por la EPA. Las pruebas demostraron que las superficies de cobre eliminaban más del 99.9% de las bacterias dentro de un período de exposición de dos horas, las cuales permanecían siendo efectivas aún bajo contaminaciones repetitivas durante 24 horas.
En las instituciones de salud, las superficies que se encuentran cerca de los pacientes son las que causan mayor preocupación. Ítems como partes de puestas y mobiliario, tales como barandas de camas de hospitales, rieles, artefactos para la administración de productos intravenosos, equipos de monitoreo médico, llaves, lavatorios y superficies de trabajo, fueron identificados como los más críticos de ser sometidos a un proceso de sanitización en forma regular.
Las superficies de aleaciones de cobre antimicrobianas son más duraderas que otros recubrimientos elaborados con materiales químicos que pueden desgastarse o agrietarse.
El identificar y utilizar materiales de superficie que pueden brindar protección antimicrobiana continua, se ajustan a las demandas del uso diario pueden ayudar a disminuir la presencia de bacterias infecciosas.
Prácticas higiénicas establecidas para la esterilización de superficie de contacto, al igual que el lavado de manos, constituyen las primeras líneas de defensa. Las superficies de aleaciones de cobre suplementan, pero no sustituyen las prácticas habituales de control de infección existentes, incluyendo aquellas prácticas relativas a la limpieza y desinfección de superficies medioambientales.
Se ha demostrado que el material de superficie de aleaciones de cobre antimicrobiano, reduce la contaminación micróbica, pero que no necesariamente previene la contaminación.