Si padeces artritis reumatoide, consulta con el médico cuál es el riesgo para la enfermedad cardiaca. Toma en cuenta ese riesgo para crear un plan continuo de atención médica que permita controlar tanto los síntomas de la artritis reumatoide como la salud cardíaca.
Los estudios han demostrado que cuando alguien padece artritis reumatoide, el riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiaca es el doble o el triple de quienes no sufren ese trastorno. A pesar de la incertidumbre respecto a la relación exacta entre ambas afecciones, varios factores desempeñan una función en incrementar el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiaca. Por ello, tanto las revisiones regulares, como los análisis para revisar problemas cardiacos, los cambios en el estilo de vida y la capacidad de reconocer los síntomas de la enfermedad cardiaca pueden ayudar a controlar dicho riesgo.La Dra. Rekha Mankad, de Enfermedades Cardiovasculares de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, menciona que la artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria que ocasiona hinchazón y que afecta a las articulaciones pequeñas de las manos y los pies, tornándolas sensibles, dolorosas y rígidas. Sin embargo, el trastorno puede también afectar otras articulaciones y eso es parte de su relación con la enfermedad cardiaca. La inflamación de la artritis reumatoide puede provocar cambios en las paredes arteriales. Estos cambios estrechan las arterias, lo que disminuye el flujo sanguíneo y eleva la presión arterial. Además, puede acumularse placa dentro de las arterias, afección conocida como ateroesclerosis.
La Dra, Mankad, señala que la ateroesclerosis se relaciona con los factores de riesgo normales para desarrollar la enfermedad cardiaca: hipertensión, colesterol alto, diabetes y tabaquismo. Sin embargo, en las personas con artritis reumatoide, la inflamación puede provocar la formación de placa. La artritis reumatoide también puede afectar al músculo cardiaco, volviéndolo rígido y reduciendo su capacidad de bombear bien la sangre, lo que hace al corazón más proclive a la insuficiencia cardiaca.
Los fármacos para el tratamiento de la artritis reumatoide pueden elevar el riesgo de enfermedad cardiaca. Los esteroides, por ejemplo, son muy eficaces para disminuir la inflamación; pero cuando se administran en dosis altas durante un período prolongado, estos medicamentos pueden elevar la presión arterial, contribuir a subir de peso y elevar los niveles de colesterol. Todos estos efectos secundarios pueden, a su vez, aumentar la posibilidad de padecer problemas cardiacos. Además, se ha comprobado que los antiinflamatorios no esteroides que se emplean para aliviar el dolor de las articulaciones conllevan efectos negativos sobre la presión arterial y la enfermedad cardiaca en general.
Debido a que las personas con artritis reumatoide corren más riesgo de padecer problemas cardiacos, el control continuo es fundamental. Los exámenes por imágenes y los análisis de sangre permiten identificar si existe rigidez en el músculo cardiaco y las arterias, así como las primeras señales de obstrucción arterial. Cuando los exámenes revelan estos u otros signos de enfermedad cardiaca, el especialista puede tratarlos oportunamente.
La Dra. Mankad señala que es importante mantenerse atento a los factores de riesgo normales para enfermedad cardiaca, tales como la presión arterial y los niveles de colesterol. Cuando estos se encuentran elevados, el paciente probablemente requiera tratamiento para mantenerlos controlados con el objetivo de reducir la posibilidad de que deriven en problemas cardiacos.
Además, controlar atentamente la inflamación de la artritis reumatoide puede hacer diferencia. Por ejemplo, cuando los esteroides forman parte del plan de tratamiento, lo mejor es administrarlos durante el menor tiempo posible y en dosis pequeñas.
Asimismo, es importante entender bien los síntomas que apuntan hacia problemas cardiacos, ya que en algunas personas con artritis reumatoide, los síntomas de enfermedad cardiaca podrían no presentarse de la misma manera que en los demás. Por lo que resulta importante preguntarle al médico cuáles son los síntomas a los que debes mantenerte atento.
Por último, esfuérzate por mantener sano al corazón. Ingiere una alimentación sana para el corazón, alcanza y mantén un peso sano, reduce el estrés, duerme suficiente y realiza ejercicio con regularidad. Hacer ejercicio puede ser difícil cuando duelen las articulaciones por la artritis reumatoide, pero en ese caso, considera trabajar con un fisiólogo del ejercicio o un fisioterapeuta para encontrar los mejores ejercicios para ti.
De ser posible, incluye a un cardiólogo y un reumatólogo en tu equipo de atención médica, pues juntos podrán ayudarte a reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, al mismo tiempo que se controla la artritis reumatoide, concluyo la Dra. Mankad.