Endémico de la región centro de México, el ajolote se ha convertido en uno de los animales más estudiados por la comunidad científica internacional debido a su capacidad regenerativa, por lo que conocer su genómica abrirá posibilidades para el área médica conocida como ingeniería de tejidos, que se centra en generar un órgano in vitro y atender distintos tipos de cáncer.
De acuerdo con Luis Alfredo Cruz Ramírez, experto del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), quien busca obtener la secuenciación de este animal a fin entender diversos procesos de desarrollo, conocer los factores que hacen que en esta especie proliferen sus células de forma ordenada, sin la formación de tumores, será de mucha ayuda para la medicina moderna.Cruz Ramírez, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1, señaló que si bien se ha analizado por décadas a este anfibio mexicano, es la primera vez que se abordan estrategias globales de secuenciación de última generación para estudiar las rutas genéticas involucradas en la regeneración y otros procesos del desarrollo, de allí la relevancia de esta trabajo del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), adscrito al Cinvestav.
“Tomamos únicamente ARN mensajero de genes que se expresan. Lo que estamos obteniendo son los llamados transcriptomas de diversos órganos del ajolote para tener una lectura representativa del genoma de la especie”, apuntó el investigador.Cruz Ramírez dijo que espera tener los primeros resultados de la secuenciación del ajolote en un par de años, a partir de ahí es posible realizar los primeros estudios funcionales a nivel laboratorio, para clonar y estudiar a los genes relacionados con la regeneración en el animal, por lo que aplicar este conocimiento a la medicina regenerativa llevará más años.
Por ahora, los investigadores del Cinvestav están trabajando para obtener la secuencia global de transcritos de dos especies: el ajolote (Ambystoma mexicanum), que es endémico de la zona de Xochimilco, en la ciudad de México, y el Ambystoma velasci, originario Hidalgo.
Este último tiene la virtud de convertirse en salamandra terrestre dependiendo del clima que prevalezca, lo cual representa una oportunidad para descubrir y estudiar los genes involucrados en el proceso de metamorfosis.
El investigador está interesado en obtener la secuenciación genética de los 16 “parientes” del ajolote que son endémicos de México, ya que considera que de esa forma sería posible proteger a estas especies, muchas de ellas en riesgo de desaparecer. Es por eso que busca financiamiento de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, ya que por ahora sólo ha obtenido recursos del propio Cinvestav.