Dentro del horror que se vive en Haití surgen destellos de esperanza. Un médico del Samur y cirujano del Hospital Clínico de Madrid, una enfermera, también de ese servicio de emergencias, y un anestesista catalán, realizaron con éxito una cesárea a una joven haitiana a cuatro días del terremoto.
Fue una operación difícil, según se explicó, no sólo por la escasez de medios del hospital de Puerto Príncipe, sino porque la paciente había convulsionado varias veces y sufrido una parada cardiorrespiratoria, pero afortunadamente, el bebe y la joven sobrevivieron a la operación. Al niño lo llamarán José María, en honor al anestesista.
Los dos se encuentran bien, recuperándose en el hospital de campaña tras la intervención, según informó una portavoz del Samur en Madrid. Los 15 servicios clínicos desplazados a Haití por la organización española Samur y del ministerio de Protección Civil desplazados, trabajan junto a personal sanitario de la DYA vasca, el SEM y otros profesionales procedentes de Chile, Cuba y Venezuela.
La pesadilla
En las labores de rescate todos trabajan en condiciones precarias, los facultativos, que se empeñan día y noche apenas sin descanso están atendiendo traumatismos graves, amputaciones, fracturas abiertas y heridas infectadas de los afectados por el seísmo.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que en el aeropuerto de la capital haitiana, donde se ha impedido el aterrizaje a varios vuelos con ayuda humanitaria destinada a las víctimas del seísmo en Haití.
“La falta de autorización para aterrizar en el aeropuerto ya ha impedido la llegada de un hospital de carpas inflables de MSF”, algo que la organización considera “crucial” para prestar asistencia a los más afectados por el seísmo.
El cuello de botella en el aeropuerto de Puerto Príncipe, añade en un comunicado, representa “una dificultad mayor” porque está obligando a desviar numerosos vuelos de carga importantes.
Los equipos de urgencia desplegados por esta organización en el país caribeño trabajan sin cesar desde que ocurrió la catástrofe y realizan operaciones quirúrgicas en instalaciones improvisados.
Las heridas más graves que han visto
Aseguran, añade la nota, “no haber visto nunca heridas tan graves” entre la población, que se agolpa en los lugares donde están trabajando para recibir tratamiento.
El personal de MSF ha confirmado además que el acceso al agua potable y a la alimentación básica es “muy problemático”, lo que agrava aún más la tensión en la capital haitiana.
El número de robos “parece incrementarse” aunque, según la organización, por el momento se están produciendo sin violencia.