Testimonio de Salvador Lares Treviño.
51 años de edad.
2 años de diagnosticado con Parkinson.
El Parkinson es una enfermedad más común de lo que se piensa. Lo que sucede con la enfermedad del Parkinson, es que al ser un padecimiento que va degenerando al sistema nervioso central se convierte en una enfermedad tabú, la estereotipamos, pensamos que es una enfermedad exclusivamente de gente anciana, de difícil comprensión para el paciente.
La primera reacción que tiene una persona que le diagnostican Parkinson es aislarse, eso me pasó a mí, viven la enfermedad del Parkinson como una especie de envejecimiento prematuro, los enfermos de Parkinson nos movemos como gente de 80 años siendo, en mi caso, que tengo 51, pero hay gente de 40 o 45 años con Parkinson.
Me desempeñaba en el área de divulgación de la cultura, en particular daba clases de baile y danza. Mis primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson consistieron en la perdida del olfato y una leve molestia al momento de caminar, eso fue durante 5 años antes del diagnostico el Parkinson. Siempre tuve una justificación: que si era por la contaminación, una gripe, una lesión en la rodilla que me hacia cojear un poco pero los síntomas fueron agravándose hasta que la rigidez llegó a ser significativa en la pierna y en el brazo. No presenté temblor, sino rigidez. Fue entonces que decidí dejar a los traumatólogos y afrontar la verdad; acudí a un neurólogo pues los síntomas eran más veraces. El neurólogo revisó mis síntomas y después de hacerme algunas pruebas me dijo que tenía Parkinson; por supuesto no lo creí. Fui a otro neurólogo para pedir una segunda opinión quien me lo confirmó.
¿Cómo ha impactado el Parkinson en mi vida?
Dejé de bailar socialmente, impactó mi vida económica y emocional, pero con el diagnostico hay un modo de confirmación. Deben se saber que el diagnostico del Parkinson es clínico, es decir, en base a los conocimientos y experiencia del médico, no existe una prueba fidedigna que determine que es Parkinson mas que la toma del medicamento. Me sentí mucho mejor, la rigidez disminuyó notablemente, incluso llegué a pensar en el alivio. Recuperé mis clases de baile; otra vez empecé a moverme, claro, un poco más lento que antes, pero nuevamente pude expresarme mediante el baile, que es lo que más me gusta. Recuperé un poco la vida que había perdido. Los medicamentos funcionan bastante bien por lo que hay que respetar las tomas, los horarios, apegarse al tratamiento y así salir adelante. Es importante decir que el tratamiento farmacológico no lo es todo, también influye la actitud con la cual enfrentamos a la enfermedad y, en esta historia de cómo enfrenté mi enfermedad, busqué grupos de apoyo, porque me sentía solo, de hecho me alejé de mis amigos, y en este transcurrir encontré a la Asociación Mexicana del Parkinson. Si tienes Parkinson no te aísles, no lo vivas solo, debemos reunirnos para compartir necesidades y vivencias, tristezas, alegrías y otras situaciones propias de la condición del enfermo de Parkinson, debemos reunirnos para comprender la enfermedad.