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La insuficiencia cardiaca (IC) es un síndrome que afecta la capacidad del corazón para bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. En el mundo, más de 64 millones de personas viven con esta condición, considerada una pandemia global. En México, el panorama es aún más preocupante: más de 30 millones padecen hipertensión arterial y al menos 14 millones viven con diabetes, dos de los principales factores de riesgo para desarrollar insuficiencia cardiaca.
Uno de los mayores retos de esta enfermedad es su diagnóstico tardío, que puede postergarse más de dos años debido a síntomas inespecíficos y a su coexistencia con otras enfermedades. Esto dificulta su detección oportuna y eleva el riesgo de complicaciones graves o incluso de muerte prematura.

“El sobrepeso, la hipertensión o el colesterol alto son enemigos silenciosos. Muchas personas ignoran estos factores porque no producen molestias evidentes al inicio. Lamentablemente pensamos que, si no duele, no existe, cuando en realidad el daño se va acumulando de forma silenciosa”, advierte el doctor Adolfo Chávez Mendoza, cardiólogo especializado en insuficiencia cardiaca.
Comorbilidades: un obstáculo y una señal de alerta
La insuficiencia cardiaca rara vez se presenta de manera aislada. Generalmente está acompañada de otras enfermedades cardiovasculares como la cardiopatía isquémica, hipertensión y accidentes cerebrovasculares, así como de condiciones no cardiovasculares como diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y enfermedad renal crónica.
“El tratamiento de la insuficiencia cardiaca debe comenzar lo antes posible. La mitad de los pacientes diagnosticados fallecen dentro de los primeros cinco años si no reciben atención adecuada. Detectar y controlar las comorbilidades asociadas es clave para evitar esta progresión”, señala la doctora Malgorzata Rozycka, especialista en enfermedades cardiovasculares.
Síntomas que no deben pasar desapercibidos
El problema de la insuficiencia cardiaca es que sus síntomas suelen ser discretos o atribuidos a otros factores, como la edad o la falta de condición física. Por eso, es fundamental mantener una comunicación constante con el médico ante signos como:
- Hinchazón en tobillos o piernas
- Falta de aire o dificultad para respirar (disnea), especialmente al hacer esfuerzos mínimos como subir escaleras, inclinarse o incluso al estar recostado
- Fatiga persistente, que no mejora con el descanso
- Desmayos o sensación de opresión en el pecho
“Las personas piensan que quedarse sin aire al agacharse o al subir unos escalones es normal, pero puede ser una señal temprana de insuficiencia cardiaca”, señala el doctor Enrique Berrios, coordinador de imagen cardiovascular en el Hospital Español de México.
El impacto económico de la insuficiencia cardiaca
La insuficiencia cardiaca no solo afecta la salud, también representa una carga económica considerable para los sistemas de salud. Hasta el 70% de los costos relacionados con esta condición se deben a hospitalizaciones frecuentes provocadas por descompensaciones o exacerbaciones de la enfermedad.

Por ello, especialistas insisten en la prevención y el tratamiento oportuno de los factores de riesgo modificables: control de la presión arterial, colesterol, azúcar en sangre, abandono del tabaco, incremento de actividad física y reducción de peso corporal.
La importancia de la prevención y el control
Aunque las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial —con más de 17.9 millones de fallecimientos anuales según la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, gran parte de estos decesos pueden evitarse con cambios en el estilo de vida y tratamientos médicos oportunos.
“El reto está en actuar antes de que aparezcan los síntomas graves. Prevenir es siempre la mejor medicina para el corazón”, concluyen los especialistas