Enfermedad articular degenerativa
La enfermedad articular degenerativa, conocida como osteoartritis u osteortrosis, se presenta cuando hay inflamación en las articulaciones y se activan una serie de encimas que se comen al cartílago.
Este tipo de daño articular que nada tiene que ver con la inflamación de articulaciones producto de factores autoinmunes, como es el caso de algunas enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, se debe al desgaste o degeneración del cartílago articular.
A medida que progresa la enfermedad, el cartílago va desapareciendo, principalmente en rodillas, cadera u hombros. Se estima que en México afecta a 20% de la población, y es la principal causa de discapacidad en personas mayores de 50 años.
Relacionado principalmente a la obesidad, ante la pérdida de cartílago habitualmente nunca debe de rozar hueso con hueso en las articulaciones, y como el cartílago no cuenta con vasos sanguíneos, éste se nutre prácticamente de la exudación, que es una materia muy pobre y por eso la característica de amortiguamiento que debe tener el cartílago, finalmente se pierde.
“Por un lado debe ser amortiguador, y por el otro lado esta recubierto por una membrana que llamamos sinovial, que produce un líquido, un lubricante, entonces al paso del tiempo y cuando hay sobrepeso, se empieza a desgastar el cartílago.
“Como se destruye, llega un momento en que empieza a chocar hueso con hueso, lo que origina inflamación y mucho dolor”, explica el Dr. Arturo Torres, director médico de Merck.
El problema es que no hay modo natural de restituir los componentes del cartílago, porque no existen en los alimentos, que son el sulfato de glucosamina y el sulfato de condrotina sódica.
Los primeros intentos para sustituir con terapia médica estas sustancias eran complicados, porque se aplicaban directo en la articulación, “se requería de un especialista con entrenamiento específico, con un procedimiento que era invasivo, con riesgo de sangrado, infección, etcétera”.
Otro de los componentes para la regeneración articular, son los ácidos grasos Omega 3, sustancia abundante en pescados de aguas frías como el salmón, sólo que como suplemento o fármacos es irritante por su olor y sabor concentrado de pescado.
Por eso, crear un producto semejante en la regeneración de las sustancias articulares del cartílago, resultó muy complicado, si bien la glucosamina y la condrotina se comprobó que sí se absorben y encuentran su acomodo donde hace falta.
Con apoyo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), Merck desarrolló en México una gelatina de Omega 3 que no huele ni sabe a pescado, y creó con estas tres sustancias el primer suplemento alimenticio que ayuda al control de la enfermedad articular degenerativa.
Para la prevención del padecimiento, se recomienda una cápsula diaria y dos para quienes padecen la enfermedad, aunque antes de adquirirlo se recomienda en ambos casos consultar al médico.
No debe administrarse a niños ni mujeres embarazadas o en etapa de lactancia, pero tampoco a personas con antecedentes de alergia al pescado.
Factores de riesgo de daño al cartílago articular:
• Estrés articular atribuible a actividades laborales o deportivas.
• Deficiencias alimenticias, como falta de nutrientes para la formación del cartílago o exceso de consumo de carbohidratos, productos que provoquen obesidad o sobrepeso.
• La obesidad y sobrepeso provocan una carga excesiva sobre las articulaciones en riesgo al paso de la edad.
• Lesiones deportivas o práctica de deportes de alto impacto.
• Deformidad esquelética como producto de mala posición articular, lo que origina mala alineación de los huesos.
• Envejecimiento, el principal factor de daño articular ante al pérdida de las sustancias fundamentales del cartílago.
