En el marco de la celebración del Día Internacional de la Juventud los especialistas de Cleveland Clinic nos presentan algunas pautas para ayudar a madres, padres y/o tutores a comprender a sus hijas e hijos.

[/media-credit] Si bien la adolescencia puede ser un período difícil tanto para los jóvenes como para sus padres, el hogar no tiene por qué convertirse en un campo de batalla si tanto los padres como los jóvenes hacen un esfuerzo especial por comprenderse mutuamente.

1. Ofrezca a sus hijos toda su atención cuando quieran hablar. No lea, vea televisión o se entretenga con otras tareas.
2. Escuche con calma y concéntrese en escuchar y entender el punto de vista de sus hijos.
3. Hable con sus hijos de la manera más cortés y agradable como lo haría con un extraño. Su tono de voz puede establecer el tono de una conversación.
4. Comprenda los sentimientos de sus hijos, incluso si no siempre aprueba su comportamiento. Trate de no hacer juicios. Mantenga la puerta abierta sobre cualquier tema. Sea una madre, padre o tutor «abierta(o) / accesible«.
5. Evite humillar a sus hijos y reírse de lo que puede parecerle preguntas o declaraciones ingenuas o tontas.
6. Aliente a sus hijos a «probar» nuevas ideas en una conversación al no juzgar sus ideas y opiniones, sino que debe escuchar y luego ofrecer sus propios puntos de vista de la manera más clara y honesta posible. El amor y el respeto mutuo pueden coexistir con diferentes puntos de vista.
7. Ayude a sus hijos a desarrollar confianza en sí mismos fomentando su participación en las actividades que elijan (no las suyas).
8. Haga un esfuerzo para felicitar a sus hijos con frecuencia y de manera apropiada. Con demasiada frecuencia, damos por hecho las cosas buenas y nos enfocamos en lo malo, pero todos deben ser apreciados.
9. Anime a sus hijos a que participen en la toma de decisiones familiares y resuelvan las preocupaciones familiares junto con usted. Comprenda que sus hijos deben desafiar sus opiniones y sus formas de hacer las cosas para lograr la separación de usted que es esencial para su propia identidad adulta.