A un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al virus del Zika y el aumento de los trastornos neurológicos y las malformaciones congénitas una emergencia de salud pública de importancia internacional, los expertos continúan su trabajo para entender más sobre este nuevo virus que se propagó por 76 países del mundo. Además, están explorando maneras de mejorar la respuesta a los brotes, incluida la investigación sobre el manejo integrado de los mosquitos que transmiten la enfermedad.
Según la última actualización de la situación regional que realiza la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional para las Américas de la OMS, 48 países y territorios de las Américas confirmaron la transmisión de la enfermedad del virus Zika a través de los mosquitos desde 2015 y 5 países notificaron casos por transmisión sexual. Se confirmaron unos 200 mil casos, más de la mitad en Brasil, además de 2,618 casos confirmados de niños nacidos con síndrome congénito asociado con la infección por este virus, la mayoría en Brasil.
A nivel mundial, la evaluación del riesgo de Zika no ha cambiado y el virus sigue propagándose geográficamente a áreas donde hay vectores que transmiten la enfermedad. «Aunque en algunos países, o en algunas partes de los países, se ha observado una disminución de los casos, la vigilancia debe mantenerse alta«, indican las últimas notas de evaluación de la OMS.
El doctor Sylvain Aldighieri, gerente de Incidentes de la OPS para zika, señaló que cuando los grupos de bebés con microcefalia y casos de síndrome de Guillain-Barré fueron reportados en el mismo momento y lugar que los brotes de zika durante los últimos meses de 2015, la OPS comenzó a publicar una serie de alertas para advertir a los países. «Después de que la OPS montó una respuesta regional robusta al brote, un punto de inflexión llegó en enero de 2016, cuando la investigación proporcionó la primera evidencia sobre el vínculo entre zika y microcefalia en bebés nacidos en el noreste de Brasil«.
Esto llevó a la declaración de la OMS de una emergencia de salud pública de importancia internacional el 1 de febrero del año pasado. Desde entonces, el zika se extendió rápidamente, no sólo a través de las Américas, sino también a otras regiones.
En el continente americano, la OPS sigue prestando apoyo técnico a sus Países Miembros en la vigilancia y el control del virus, con especial atención al manejo clínico, los servicios de laboratorio y el control de los mosquitos que transmiten esta enfermedad, pero también el dengue, chikungunya y fiebre amarilla urbana.
Un grupo de expertos en entomología en salud pública se reunirá en Washington esta semana con el objetivo de elaborar orientaciones actualizadas sobre el control de mosquitos y otros vectores de enfermedades mediante una mejor vigilancia, prevención, manejo integrado y eventual control y eliminación de las enfermedades transmitidas por mosquitos. Los socios regionales están involucrados en la investigación del control de vectores, incluyendo estudios piloto de nuevas metodologías de control como mosquitos infectados por la bacteria Wolbachia. Una herramienta crucial en la lucha a largo plazo contra el zika es la educación comunitaria y la participación de la comunidad en la eliminación de los criaderos de mosquitos.
Mientras que no hay tratamiento para el zika, los investigadores están trabajando en las vacunas, con 5 candidatos potenciales de la vacuna encaminados para los ensayos clínicos. Más de 1,500 trabajos de investigación sobre zika han sido publicados, los que han confirmado que el virus puede infectar a las madres y los niños por nacer y matar las células cerebrales, causando una variedad de defectos de nacimiento. Los investigadores continúan encontrando una amplia gama de efectos en el «síndrome congénito de Zika«, incluyendo entre otros:
- anomalías cerebrales
- defectos del tubo neural
- anomalías en los ojos
- problemas auditivos
- irritabilidad
- convulsiones
- dificultades de alimentación
Los expertos consideran que el zika es un desafío a largo plazo para la salud pública, tras la declaración del Comité de Emergencia de la OMS sobre Zika de que la fase de emergencia de la epidemia había terminado. A medida que la respuesta continúa, los esfuerzos a largo plazo siguen con el fin de mejorar la detección, prevención, atención y apoyo. La investigación también se centra en formas de fortalecer la preparación y la respuesta en los países afectados.