Acabar con el comercio ilícito de tabaco permitiría a los gobiernos recaudar anualmente $31 mil millones de dólares en concepto de impuestos, además de mejorar la salud pública, contribuir a reducir la delincuencia y eliminar una fuente de ingresos importante para la industria tabacalera. Estos son los principales temas del Día Mundial sin Tabaco que se celebrará el 31 de mayo, en el cual la Organización Mundial de la Salud urgirá a los Estados Miembros a firmar el Protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco.
“Este Protocolo ofrece al mundo un instrumento jurídico único para combatir y, a la larga, acabar con una compleja actividad delictiva”, dice la Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS. “De aplicarse plenamente, el Protocolo permitirá llenar las arcas públicas y aumentar el gasto sanitario”.
Hasta la fecha, ocho países han ratificado el Protocolo, cifra que está muy por debajo de los 40 países necesarios para que éste se convierta en un instrumento jurídico internacional. Cuando así sea, entrarán en vigor las disposiciones del Protocolo relativas a la seguridad de la cadena de suministro, el fomento de la cooperación internacional y otras medidas de protección.
El Protocolo es un tratado internacional en sí mismo, negociado por las Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT OMS), que ha sido ratificado por 180 Estados. En virtud de lo dispuesto en su artículo 15, los signatarios se comprometen a eliminar todas las formas de comercio ilícito de productos de tabaco.
El Protocolo exige la adopción de una amplia gama de medidas en relación con la cadena de suministro de tabaco, entre las que cabe mencionar la concesión de licencias a importadores, exportadores y fabricantes de productos de tabaco; el establecimiento de sistemas de seguimiento y localización, y la imposición de sanciones penales a los responsables del comercio ilícito. También criminalizaría la producción ilícita y el contrabando transfronterizo.
“El Protocolo se enfrenta a la resistencia abierta y encubierta de la industria tabacalera”, afirma la Dra. Vera da Costa e Silva, Jefa de la Secretaría del CMCT de la OMS. “Los fabricantes saben que, una vez se haya aplicado, será mucho más difícil que los jóvenes y los pobres caigan en la adicción al tabaco”.
El comercio ilícito de tabaco ofrece estos productos a precios más bajos, principalmente porque se elude el pago de impuestos al Estado mediante el contrabando, la fabricación ilegal o la falsificación. El precio más barato del tabaco incita al consumo a los más jóvenes (quienes suelen tener unos ingresos más bajos) y reduce los ingresos públicos y, por ende, los recursos destinados al desarrollo socioeconómico, sobre todo en los países de ingresos bajos que dependen en gran medida de los impuestos sobre el consumo. Este dinero podría destinarse asimismo a la prestación de servicios públicos, incluida la atención sanitaria.
Si bien la industria tabacalera ha afirmado públicamente que apoya las intervenciones contra el comercio ilícito de productos de tabaco, su comportamiento fuera de la esfera pública ha sido muy distinto. Varios documentos internos de esta industria que han salido a la luz a raíz de causas judiciales demuestran que dicha industria ha promovido activamente el comercio ilícito a nivel mundial. También está tratando de impedir la aplicación de medidas para el control del tabaco, como el aumento de los impuestos o las advertencias sanitarias gráficas, alegando que estas fomentarán el comercio ilícito.
“La salud pública libra una dura batalla contra una despiadada industria”, explicó el Dr. Douglas Bettcher, Director del Departamento de la OMS sobre Prevención de las Enfermedades No Transmisibles. “En este Día Mundial Sin Tabaco, la OMS y sus asociados muestran los fines que persigue la industria tabacalera en su afán de lucro, incluso en el mercado negro, y captando a nuevas presas, incluidos niños, para expandir este comercio letal”.
Los responsables de la elaboración de políticas deberían reconocer que el comercio ilícito de tabaco agrava la epidemia que representa el tabaco para la salud pública y tiene graves consecuencias en materia de seguridad. La ratificación del Protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco es una medida necesaria para combatir estos dos males.