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La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una condición vascular progresiva que se produce cuando las válvulas de las venas —especialmente en las piernas— dejan de funcionar correctamente. Esto impide el retorno eficiente de la sangre al corazón, generando una acumulación en las extremidades inferiores. Como consecuencia, aparecen síntomas como hinchazón, sensación de pesadez, várices, e incluso, en casos avanzados, úlceras venosas o trombosis.
Aunque comúnmente se asocia a las mujeres, cada vez más estudios demuestran que la IVC en hombres es también altamente prevalente. Según el Edinburgh Vein Study, publicado en Journal of Epidemiology & Community Health, el 9 % de los hombres evaluados presentó IVC, frente al 7 % de las mujeres. La diferencia radica, en gran parte, en la subestimación de los síntomas y el retraso en la búsqueda de atención médica por parte de los varones.

Una revisión global publicada en Annals of Epidemiology indica que la prevalencia de esta condición en hombres oscila entre el 1 % y el 17 %, dependiendo de la edad, región y criterios diagnósticos utilizados.
En América Latina y México, el panorama no es diferente. De acuerdo con una revisión de más de 91,000 personas del Vein Study 2010, la prevalencia de enfermedad venosa crónica fue del 83.6 %. Entre los hombres, el 17.6 % presentaba algún grado de IVC, según la clasificación CEAP, herramienta médica que evalúa la severidad del trastorno.
Factores de riesgo y mitos en torno a la IVC masculina
Entre los factores que favorecen el desarrollo de la insuficiencia venosa crónica en hombres destacan:
- Sobrepeso u obesidad
- Sedentarismo
- Trabajos prolongados de pie o sentado (como seguridad, transporte o construcción)
- Tabaquismo
- Hipertensión arterial
- Diabetes
- Envejecimiento vascular
Una diferencia notable es el tiempo en el que hombres y mujeres manifiestan los síntomas. Mientras que un 40 % de las mujeres puede presentar várices a los 40 años, en los hombres esta cifra se alcanza generalmente a los 60.

“Durante años, la insuficiencia venosa crónica ha sido subestimada en hombres, pese a su alta incidencia. Muchos normalizan el malestar o simplemente lo ignoran hasta que aparecen complicaciones. Identificar los síntomas a tiempo y actuar puede marcar una gran diferencia”, afirma Priscila Cantú, Clinical Lead Health & Medical México para JOBST.
Síntomas comunes de la insuficiencia venosa crónica en hombres
Los síntomas pueden variar, pero suelen incluir:
- Pesadez en las piernas
- Hinchazón al final del día
- Aparición de várices o venas dilatadas
- Calambres nocturnos
- Cambios en la piel: ardor, dolor, resequedad, coloración oscura o aparición de arañas vasculares
Tratamiento: la importancia de la compresión
La buena noticia es que la IVC puede tratarse y controlarse eficazmente, especialmente si se detecta a tiempo. Uno de los pilares del tratamiento es la terapia compresiva, que consiste en el uso de medias o calcetines de compresión graduada.
Marcas especializadas ofrecen un amplio portafolio de productos que ayudan a:
- Mejorar la circulación sanguínea
- Reducir la inflamación
- Aliviar la sensación de pesadez en las piernas
Su uso diario, bajo indicación médica, no solo mejora la calidad de vida, sino que previene complicaciones mayores como úlceras o trombosis.
Prevención y hábitos saludables
Además del uso de medias de compresión, se recomienda:
- Caminar al menos 20 minutos al día
- Mantener un peso saludable
- Elevar las piernas al descansar
- Evitar permanecer mucho tiempo en una misma posición
- Reducir el consumo de tabaco y alcohol
En ciertos casos, el tratamiento también puede incluir medicamentos venotónicos o procedimientos mínimamente invasivos
La insuficiencia venosa crónica en hombres es más frecuente de lo que se cree, pero sigue siendo poco visibilizada. Reconocer sus síntomas iniciales, adoptar un tratamiento compresivo adecuado y hacer cambios en el estilo de vida puede marcar una gran diferencia en la salud vascular masculina.
Si presentas signos de IVC, consulta con un especialista en angiología o cirugía vascular. Actuar a tiempo es clave para una buena calidad de vida.