Una buena vigilancia basada en los laboratorios de la región es clave para detectar y alertar de manera oportuna sobre la aparición de virus de la gripe con potencial pandémico, y así poder responder oportunamente y proteger al mundo de la amenaza de la gripe.
El Curso internacional de diagnóstico molecular de la influenza que se desarrolló del 6 al 10 de agosto en la capital mexicana, en colaboración con el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) de México con el fin de mejorar la detección de los virus de la influenza que circulan en la región.Se contó con la participación de especialistas de laboratorios de 11 países de América Latina y el Caribe quienes fueron capacitados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los participantes del curso pertenecen a los Centros Nacionales de Influenza (NIC, por sus siglas en inglés National Influenza Center) y a laboratorios nacionales de Belice, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Nicaragua, Paraguay, Perú, Venezuela y México, que además forman parte de la red de laboratorios de influenza en la Región de las Américas y de la Red Mundial de Vigilancia de la Gripe de la OMS (GISRS, por su sigla en inglés Global Influenza Surveillance and Response System).
El virus de la influenza causa brotes e infecciones en todo el mundo. Durante la temporada “estacional” habitual, hasta el 15% de la población puede verse afectada, lo que provoca hasta 500 mil defunciones cada año en el mundo. Además, la aparición de una nueva cepa del virus de la gripe tiene el potencial de generar pandemias y provocar enfermedad y muerte.
“Este curso nos permitirá no sólo incrementar la capacidad de respuesta de los laboratorios en la región, sino también fortalecer los procesos de vigilancia y detección molecular de los virus de la gripe para detectar nuevas cepas tan pronto como sea possible“, sostuvo Jairo Méndez, asesor regional de Enfermedades Virales de la OPS.
Según Méndez, estas acciones son clave para definir los patrones de circulación y evolución viral, pero también para generar los datos necesarios en el proceso de decisión de la composición de las vacunas antigripales que se producen cada año.
La vacunación anual es la medida principal y más eficaz para prevenir la gripe. Por su propia naturaleza, los virus de la influenza están constantemente sujetos a variaciones genéticas y antigénicas. Esto significa que la composición de las vacunas contra la gripe debe revisarse y ajustarse cada año a fin de asegurar que se corresponde con las características antigénicas de los virus circulantes.
Los NICs y laboratorios nacionales de la región son responsables de recoger o recibir muestras obtenidas de pacientes afectados por la gripe, llevar a cabo un análisis preliminar y elegir y enviar algunas muestras o virus aislados al Centro Colaborador para Influenza de la OMS (CDC-Atlanta). Allí se los caracteriza de forma más precisa y se informa a la OMS sobre los virus circulando en la región[.]