Llorar es humano y normal. Lo que no queremos normalizar es terminar con el rímel corrido o la base de maquillaje arruinada.
La clave está en la combinación perfecta entre que cuides tu piel y uses maquillaje de alta tecnología. Aquí te compartimos tres pasos para que tu mirada y tu piel digan: «vengo preparada hasta para llorar».
1. Adiós a la hinchazón
Tus ojos hablan primero. Si hay inflamación o fatiga previa, cualquier lágrima acentuará el cansancio. El secreto es trabajar desde adentro para descongestionar y calmar el contorno de ojos.
El aliado: El Sérum Intensivo para Bolsas y Ojeras de Chronos de Natura
El tip: Su aplicador metálico brinda una sensación de frío instantánea que ayuda a drenar la zona. Cuando la piel está firme y descansada, el corrector se adhiere mejor y no se cuartea si llegas a soltar un par de lágrimas.
2. Sin rímel corrido
El rímel corrido es la pesadilla estética por excelencia. Para evitar el efecto «mapache», necesitas una fórmula que se abrace a tus pestañas y no las suelte por nada del mundo.
El aliado: La máscara alargamiento infinito a prueba de agua de Natura UNA.
El tip: Aplícala en técnica de zig-zag desde la raíz. Esto asegura una mayor adherencia de la fórmula waterproof en cada fibra, permitiendo que tus pestañas jueguen a tu favor sin importar la humedad.
3. El sello final: Hidratación y protección
Una vez que terminas de aplicarte el maquillaje, necesitas un escudo invisible. El puente entre el cuidado de la piel y el color es un buen fijador que mantenga el glow pero bloquee el movimiento de los pigmentos.
El tip: Rocíala justo antes de salir de casa. Sus ingredientes hidratantes no solo reavivan tu piel, sino que crean una capa protectora que permite que las lágrimas se deslicen sobre la base sin levantar el producto.
El aliado: La Bruma Facial Hidratante Fijadora de Natura UNA.
TIP EXTRA DE EMERGENCIA
Si sientes que las lágrimas están a punto de brotar, ¡no talles tus ojos!.
Usa un pañuelo desechable y da toquecitos suaves para absorber la humedad. Si es necesario retocar, enfócate solo en la zona externa del ojo con un poco de sombra y finaliza con un toque de bruma para resellar.
Llorar es parte de nuestra sensibilidad, y estar preparada es parte de nuestra seguridad.
Con la llegada del frío, el cuerpo se vuelve más vulnerable. La gripa, la bronquitis, la influenza y las nuevas cepas de coronavirus comienzan a acechar, especialmente a los más pequeños.
Factores como los cambios bruscos de temperatura, la contaminación y los contagios son inevitables, pero existe un agravante que sí podemos controlar: el abuso de antibióticos y la automedicación, que solo logran fortalecer a los patógenos.
Para enfrentar esta temporada, el Dr. Jorge Reskala, experto en medicina naturópata e integrativa, asegura que la clave no está en el botiquín, sino en el orden de nuestra alimentación y hábitos diarios.
El secreto de la Vitamina C: Cuestión de tiempo y orden
Solemos creer que un jugo de naranja en el desayuno es el escudo perfecto, pero el Dr. Reskala, especialista en nutrición celular, advierte un error común: mezclar la fruta con la proteína.
Nuestro cuerpo no puede procesar simultáneamente las moléculas de fructosa y de proteína. «Consumirlas juntas genera inflamación y problemas digestivos, impidiendo que aprovechemos los nutrientes», explica. La recomendación es clara: consume tu dosis de vitamina C (preferiblemente de guayaba o toronja) media hora antes de cualquier proteína para que realmente fortalezca tu sistema inmunológico.
Pies calientes, cuerpo sano
A veces olvidamos lo más básico: estar bien abrigados. Sin embargo, el Dr. Reskala pone especial énfasis en los pies. Al albergar alrededor de 72 mil terminaciones nerviosas conectadas con todo nuestro organismo, mantenerlos secos y calientes es vital para el equilibrio térmico y glandular.
Suplementos naturales: El poder del mar y las plantas
Para quienes buscan un refuerzo extra, la medicina integrativa sugiere:
Aromaterapia: Respirar esencias de pino o eucalipto para despejar vías respiratorias.
Algas (Espirulina o Kelp): Aportan minerales esenciales que se han perdido en los suelos agrícolas modernos y son clave para el funcionamiento celular.
¿Ya aparecieron los síntomas? Actúa a tiempo
Si la gripa o la alergia ya tocaron a tu puerta, el Dr. Reskala propone alternativas naturales para ayudar al cuerpo a desintoxicarse:
Sopa de cebolla, ajo y pimienta: Estos ingredientes tienen un efecto histaminérgico que ayuda a expulsar el moco y limpiar el organismo.
Té especial nocturno: Una infusión de cebolla (blanca y morada), ajo, jengibre, clavo, limón, miel y un toque de tequila reposado antes de dormir puede marcar la diferencia.
Adiós a la fiebre: Antes de recurrir a fármacos, prueba meter los pies en agua caliente con mostaza y colocar compresas frías en la frente.
Salud infantil: El debate de los lácteos
Un punto crucial para las madres es la salud respiratoria de los niños. Según el especialista, el consumo de leche de vaca es uno de los principales propiciadores de alergias y gripas recurrentes. Al carecer de las enzimas necesarias para procesarla, se crea una mucosa en el intestino que favorece infecciones.
La recomendación es suspender lácteos por tres meses y sustituirlos por leche de almendras casera, enriquecida con canela, amaranto o dátiles para asegurar un aporte nutricional óptimo y un sabor que a los niños les encante.
¿Llegas al final del día sintiendo que tus piernas pesan una tonelada? ¿Ese hormigueo nocturno se ha vuelto un «compañero» frecuente de tu descanso? Si piensas que el dolor, la hinchazón o los calambres son simplemente el precio de una jornada laboral intensa, es momento de escucharlas diferente.
Lo que muchas veces calificamos como «cansancio normal» podría ser, en realidad, el inicio de la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC), una condición que afecta al retorno de la sangre desde las extremidades hacia el corazón y que, en México, vive una realidad silenciosa pero masiva.
Una realidad que afecta a 8 de cada 10 personas
De acuerdo con el estudio internacional Vein Consult Program, el impacto de esta afección es sorprendente: el 84% de las personas evaluadas presentaba algún grado de enfermedad venosa. En términos simples, 8 de cada 10 personas experimentarán estos síntomas a lo largo de su vida.
A pesar de ser tan común, existe una brecha de diagnóstico importante. Muchas mujeres postergan la consulta médica, permitiendo que la condición avance hacia complicaciones más graves como úlceras, várices profundas o incluso trombosis.
El impacto invisible: emociones y descanso
La Insuficiencia Venosa Crónica no solo se manifiesta en la piel o los músculos; su huella llega al bienestar emocional. Quienes la padecen suelen experimentar:
Frustración y resignación: Al sentir que no pueden seguir el ritmo del día a día.
Alteraciones del sueño: Los calambres y el hormigueo impiden un descanso reparador.
Estigma estético: La vergüenza por las marcas visibles o el miedo a usar tratamientos «poco estéticos».
«Sabemos que muchas personas dudan en usar medias de compresión debido al estigma. Nuestro objetivo es que quienes viven con IVC sepan que pueden mantener una vida activa y plena», señala Priscila Cantú, Clinical Lead Health & Medical en México.
El poder de elegir tu bienestar: La terapia compresiva
La buena noticia es que la IVC no tiene por qué detener tu ritmo de vida. La terapia compresiva se ha consolidado como la solución médica más efectiva y adaptable. Al utilizar medias de compresión de grado médico, se facilita mecánicamente el retorno venoso, reduciendo la inflamación y previniendo el avance de la enfermedad.
¿Cuándo es momento de actuar?
Deberías considerar el uso de soporte vascular si te identificas con estos puntos:
Sientes pesadez o dolor tras pasar mucho tiempo sentada o de pie.
Notas hinchazón en los tobillos al final de la tarde.
Tienes antecedentes familiares de várices o problemas de circulación.
Sufres calambres nocturnos que interrumpen tu sueño.
¿Sientes tus piernas cansadas al final del día? No lo dejes pasar. Consulta con un especialista hoy mismo y descubre cómo la terapia de compresión puede devolverte la energía que necesitas para que nada te detenga.
Durante la transición a la menopausia es común sentir irritabilidad, ansiedad, tristeza o cambios de humor. Esto se debe en parte a las variaciones hormonales, pero también al estrés, la falta de sueño, responsabilidades familiares o antecedentes de depresión. Estos cambios suelen disminuir una vez que la menopausia se estabiliza.
Salud sexual y deseo
El deseo sexual puede disminuir por varios factores: sequedad vaginal, dolor en las relaciones, menor producción de estrógenos y testosterona, cansancio o situaciones emocionales. La sexualidad no desaparece, se transforma. Con tratamiento y comunicación en pareja, es posible mantener una vida íntima plena.
Síntomas físicos que afectan el ánimo
Sofocos y sudoración nocturna
Insomnio o sueño interrumpido
Cansancio y fatiga Estos síntomas pueden influir en el estado de ánimo y la calidad de vida.
¿Qué puede ayudar? Para el bienestar emocional:
Dormir lo suficiente y tener horarios regulares
Hacer actividad física
Practicar técnicas de relajación (respiración, meditación, yoga)
Buscar apoyo psicológico si es necesario
Tener tiempo para una misma
Para la salud sexual:
Usar lubricantes o hidratantes vaginales
Consultar sobre estrógenos locales si hay dolor o sequedad
Hablar abiertamente con la pareja
Acudir a terapia sexual si se necesita
Un enfoque integral
La menopausia no debe vivirse en silencio ni con resignación. Es una etapa de cambios, pero también una oportunidad para cuidar la salud, el cuerpo y las emociones. Con acompañamiento médico, cada mujer puede encontrar el tratamiento y estilo de vida que mejor se adapte a ella.
Datos profesionales:
Dr. José María Torres Rincón Ginecólogo y Obstetra Cédula de especialidad: 7817814 Certificación CMGO: 1270 Grupo Médico Gelati
A partir de los 45 o 50 años, la piel del rostro puede perder firmeza y estructura; entender qué sucede bajo la dermis es clave para cuidar la piel en esta etapa de la vida.
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 44 segundos
Llegas a los 45 o 50 años, te miras al espejo y notas algo distinto. No son solo arrugas; es una sensación de que la piel «te queda grande», de que el rostro ha perdido su estructura. ¿Te suena familiar?
Para entender qué ocurre realmente bajo nuestra dermis en esta etapa, platicamos con la Dra. Susana Sil, médica cirujana por la Universidad La Salle, especialista en Dermatología por el Centro Dermatológico Dr. Ladislao de la Pascua y con alta especialidad en Dermato-oncología en el Hospital General de México.
Desde su experiencia clínica, la doctora explica por qué la piel pierde su firmeza en esta etapa y qué estrategias médicas existen para devolverle su salud y lozanía.
«La metáfora de la «máscara flácida»
Al preguntarle cómo llegan las mujeres a su consulta, la doctora es clara: un 60% acuden porque la perimenopausia «se les notó de golpe». Pero ¿por qué pasa esto? La Dra. Sil, quien es vocera de MERS Aesthetics, empresa farmacéutica en medicina estética, nos da una explicación detallada:
«El metabolismo de la piel depende en gran parte de los estrógenos. Cuando bajan, perdemos tres cosas clave: colágeno, elastina y ácido hialurónico. Pero también pasa algo en el hueso; tenemos osteopenia (pérdida de masa ósea) en la cara. Yo siempre digo: imagina que tu hueso se hace chiquito, pero la ‘máscara’ (tu piel) ya está flácida. Un hueso pequeño con una máscara grande se cuelga. Eso es lo que vemos», detalla la especialista.
A partir de los 45 años, la piel del rostro experimenta cambios profundos en su estructura; conocerlos permite tomar decisiones informadas para su cuidado en esta etapa.
Coloquialmente, esto se traduce en ese aspecto que la doctora describe como un «efecto esquelético»: piel hundida, seca y con pérdida de contorno.
Las zonas de «sufrimiento»: cuello y ojos
Si sientes que el cuello te delata, no eres la única. La Dra. Sil explica que la menopausia no discrimina, pero se ensaña con las zonas de piel delgada.
Periocular (Ojos): El párpado se vuelve «aguadito» y triste.
Cuello y Mandíbula: Se pierde la línea mandibular y aparece la flacidez o jowls.
Cuerpo: Rodillas, glúteos y manos también sufren este adelgazamiento de la piel.
Además, en época de invierno, el daño se intensifica. «Al perder lípidos (grasas naturales), tu barrera cutánea ya no te protege del frío o la contaminación. Tu piel ya no tiene la capacidad de contenerse y separarse del ambiente», advierte.
La Solución: «Despertar» a tus células
Aquí es donde entra la ciencia. La Dra. Sil nos habla de tratamientos que van más allá de una crema:
1. Bioestimuladores: El despertador celular
En la menopausia, el fibroblasto (la célula que produce colágeno) se vuelve «flojo».
«El bioestimulador, como la hidroxiapatita de calcio (Radiesse), toca a la célula, la despierta y la pone a trabajar. No te da volumen artificial, hace que tú misma repares tu piel», explica la experta.
2. Toxina Botulínica (Botox): Más que arrugas
Aunque no es un bioestimulador per se, la doctora señala un beneficio oculto: «Mejora la calidad de la piel al estirarla. En zonas como el cuello, donde el músculo está pegado a la piel, relajarlo ayuda a que se vea más liso, como planchar una hoja arrugada».
A partir de los 45 o 50 años, la piel del rostro puede perder firmeza y estructura; entender qué sucede bajo la dermis es clave para cuidar la piel en esta etapa de la vida.
3. Ultherapy (Lifting sin cirugía)
Para quienes buscan tensar esa «máscara» que queda grande, la tecnología de ultrasonido es la opción premium. «Si mi piel me queda grande, esto la tensa. Es un tratamiento de lujo, dura un año o año y medio, y aunque requiere inversión (promedio 40 mil pesos), vale más que mil cremas que no funcionan», afirma la Dra. Sil.
Rutina en casa
No todo es consultorio. La Dra. Sil recomienda priorizar la hidratación profunda:
Adiós a las cremas «mantecosas»: Busca productos con ingredientes activos.
Ácido Hialurónico + Glicerol: Ingredientes que atrapan el agua dentro de la piel para evitar que se vea «chupada».
Protector Solar: siempre.
Los cambios en la piel durante la peri y menopausia van más allá de las arrugas: la pérdida de soporte facial es un proceso biológico que merece atención y acompañamiento especializado.
Un mensaje de esperanza y seguridad
Para cerrar, la Dra. Susana Sil es contundente: «No todo está perdido».
«Aunque no te hayas cuidado a los 30, siempre estás a tiempo. Hoy la piel se puede reparar. No tienes que gastar una fortuna; hay estrategias para cada presupuesto, desde una buena crema dermatológica hasta tecnologías avanzadas».
¿El consejo final de la experta? Seguridad, ante todo. «Busquen siempre a un médico certificado por el Consejo Mexicano de Dermatología. No se dejen llevar solo por influencers. Pregunten qué les están inyectando, revisen la marca y la caducidad. Es su salud», concluye la Dra. Sil.
Recurrimos a los especialistas de Mayo Clinic, quienes nos advierten que esta temporada no viene sola: enfrentamos la convivencia de la Influenza, el COVID-19 y el Virus Sincitial Respiratorio (VSR).
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 29 segundos
Llegó el frío, las posadas y los abrazos, pero también esa época donde un simple estornudo nos pone en alerta. Este fin de año, el mejor regalo no está debajo del árbol, sino en tu sistema inmune.
Para entender cómo protegernos, recurrimos a los especialistas de Mayo Clinic, quienes nos advierten que esta temporada no viene sola: enfrentamos la convivencia de la Influenza, el COVID-19 y el Virus Sincitial Respiratorio (VSR).
Influenza: La vieja conocida que no debemos subestimar
A veces pensamos que es «solo una gripe», pero la Influenza es una enfermedad viral contagiosa que puede complicarse, afectando nariz, garganta y hasta pulmones.
Durante la temporada invernal, cada año en el mundo se registran más de 500 millones de personasafectadas por influenza (aproximadamente un 10% de la población). Además, recién nacidos, mayores de 65 años y embarazadas corren mayor riesgo.
¿Cómo distinguirla? Atentos a estos síntomas:
Fiebre mayor a 38°C.
Dolor intenso de cuerpo, cabeza y garganta.
Tos y escalofríos.
Una fatiga que te «tira» en la cama.
La Dr. Vandana Bhide, especialista en medicina interna de Mayo Clinic, es tajante con una recomendación: No te automediques. Usar antibióticos caseros sin receta solo complica el cuadro.
Este fin de año, el mejor regalo no está debajo del árbol, sino en tu sistema inmune.
El escudo triple: las vacunas que necesitas
La prevención es clave. La Dra. Bhide nos recuerda los básicos:
lavado de manos frecuente;
comer frutas y verduras (amarillas y verdes) y,
abrigarse bien («el suéter sí sirve»). Pero la herramienta más poderosa es la vacunación.
Para este cierre de año, los médicos recomiendan protegerse contra estas tres amenazas:
La vacuna contra la Influenza
Es un mito que «te da gripe» si te la pones. Los especialistas de Mayo Clinic aclaran que está hecha con virus inactivos (muertos), por lo que es imposible que te contagie. Se actualiza cada año, así que la del año pasado ya no cuenta. ¡Póntela ya!
Refuerzo contra el COVID-19
El virus sigue mutando y circulando. Aplicarte el refuerzo actualizado es vital para evitar caer en cama durante las fiestas, especialmente si convives con mucha gente en reuniones cerradas.
Virus Sincitial Respiratorio (VSR)
Quizá has escuchado menos de él, pero es peligroso para los recién nacidos y adultos mayores de 60 años. Actualmente, ya existen vacunas aprobadas para proteger a los adultos mayores y a embarazadas (para proteger al bebé). Pregunta a tu médico si eres candidato.
«Como mensaje final, la Dra. Vandana Bhide recomienda no bajar la guardia: mantenerse lejos de contagios y vacunarse ya es vital para evitar complicaciones médicas en estas fechas.
Buenos hábitos para envejecer mejor: 43 % de los adultos mayores tienen sobrepeso.
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 58 segundos
Datos recientes revelan una realidad preocupante sobre la salud de las personas adultas mayores en México: el 16.1 % presenta desnutrición y el 43.6 % vive con sobrepeso, condiciones que impactan directamente su calidad de vida. Estas enfermedades no aparecen de forma aislada, sino que están asociadas a factores como el sedentarismo, la depresión, eventos estresantes, accidentes y dificultades motrices.
Este panorama no es exclusivo del país. A nivel global, la población está envejeciendo a distintas velocidades, y en muchos casos este proceso se acompaña de un deterioro en la calidad de vida, relacionado con malos hábitos alimenticios y estilos de vida poco saludables. El resultado se refleja tanto en el exceso de peso corporal como en la desnutrición, dos extremos que afectan el bienestar físico y emocional.
Investigaciones recopiladas por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) coinciden en que el consumo excesivo de carne roja, alimentos altos en grasas y azúcares, el uso excesivo de sal, así como el tabaquismo y el consumo elevado de alcohol, contribuyen a un envejecimiento prematuro y menos saludable.
En México, 43.6 % de las personas adultas mayores viven con sobrepeso, una condición que puede impactar su movilidad, autonomía y calidad de vida, por lo que adoptar hábitos saludables es clave para envejecer mejor. Imagen: cortesía.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más, y este grupo poblacional pasará de mil millones en 2020 a mil cuatrocientos millones en apenas una década. Este crecimiento plantea retos importantes para los sistemas de salud y subraya la urgencia de promover un envejecimiento con mayor bienestar.
Especialistas señalan que envejecer mejor no significa solo vivir más años, sino mantener, en edades avanzadas, las capacidades funcionales que permiten a las personas interactuar con su entorno y conservar su autonomía. Como apunta el doctor Julio Maset en un artículo publicado en el sitio especializado Cinfa, “no se trata solo de vivir más años, sino también de disfrutar de una calidad de vida adecuada y de continuar participando de manera activa en la vida social y familiar”.
En esa línea, el National Institute on Aging, de Estados Unidos, destaca que elegir alimentos nutritivos puede proteger la salud conforme avanza la edad e incluso mejorar la función cerebral. Diversos estudios han comprobado que la dieta mediterránea, rica en vegetales, frutas frescas, cereales integrales y grasas saludables, con mayor consumo de pescado y menor presencia de lácteos y productos ultraprocesados, se asocia con un menor riesgo de muerte cardíaca súbita.
El sobrepeso en la adultez mayor refleja la importancia de adoptar hábitos saludables desde edades tempranas para llegar a la vejez con mejor salud, movilidad y calidad de vida.
Finalmente, médicos y nutriólogos coinciden en que el envejecimiento saludable es resultado de un enfoque integral que incluye actividad física regular, alimentación balanceada, buen descanso, cuidado de la salud mental, chequeos médicos periódicos y vínculos sociales activos. Acciones cotidianas que, sostenidas en el tiempo, pueden marcar la diferencia entre solo sumar años o vivirlos con mayor plenitud.
Referencias
Ramírez Beltrán R. T., Meixueiro Hernández A. (2025) La vejez en el cine. México ISBN. Edit. La Zonámbula-Pálido punto de luz.
“A pesar de que no tengas ganas de hacer las cosas, por inercia, comienza a hacerlas”.
El cerebro necesita un empujón. Muévete, aunque sea un poco. El ejercicio físico es medicina natural.
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 21 segundos
Llegan los últimos meses del año y, mientras el mundo parece gritar «¡Feliz Navidad!» y llenarse de luces, tú sientes que te apagas. Te cuesta levantarte de la cama, la ansiedad por los pendientes se dispara y lo único que se te antoja es comer pan dulce bajo las cobijas. ¿Te suena familiar?
Muchas mujeres cargamos con la culpa de no estar «radiantes» en estas fechas. Pero el Dr. Alonso Morales, Neurólogo de la Conducta, nos invita a quitarnos esa culpa y entender qué pasa realmente en nuestra cabeza. Él pone sobre la mesa un tema clave: el Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
¿Qué es el Trastorno Afectivo Estacional?
El Dr. Morales explica que no es solo «odio al frío». Se trata de un patrón de depresión que llega como un reloj: inicia en otoño, se queda todo el invierno y suele irse cuando regresa la primavera.
«El cambio de estación trae consigo no solo un nuevo clima, sino también transformaciones en nuestro estado de ánimo y energía», señala el especialista.
El cerebro también necesita un empujón: muévete un poco, el ejercicio es medicina natural.
En México es diferente: El factor emocional
Generalmente, escuchamos que esto pasa en países donde no sale el sol. Pero el Dr. Morales hace una distinción para nosotras en México: aquí no es solo la falta de luz.
“En nuestro país, donde los ciclos lumínicos son menos drásticos, las presiones sociales de las fiestas, la soledad o los conflictos interpersonales pueden actuar como catalizadores y agudizar la sintomatología estacional”, advierte el neurólogo.
A esto sumémosle la carga mental que solemos llevar las mujeres en estas fechas: organizar cenas, cuadrar presupuestos, cuidar a la familia y cerrar ciclos laborales. Es el caldo de cultivo perfecto para el estrés y la ansiedad.
El Check-list: ¿Estoy triste o tengo TAE?
El Dr. Morales, especialista médico de Sun Pharma, nos comparte los síntomas clásicos para que aprendas a escucharte. Ojo si presentas:
Tristeza o apatía constante: Sentirte decaída casi todos los días.
Hipersomnia: Tener mucho más sueño de lo normal.
El «Antojo» incontrolable: Un deseo fuerte de comer carbohidratos (adiós dieta, hola culpa).
Fatiga mental: Dificultad para concentrarte y sentimientos de culpa.
Incorpora movimiento a tu día, aunque sea por pocos minutos: la actividad física ayuda a activar el cerebro, mejorar el ánimo y cuidar tu salud.
Además, el doctor menciona un punto crucial: La «recapitulación» de fin de año. Es esa época donde hacemos el balance de pérdidas y ganancias. «Esto naturalmente puede generar estrés, ansiedad y tristeza», aclara el experto. Si sientes que no cumpliste tus metas, la ansiedad puede dispararse.
El plan de acción: compasión, ante todo
El especialista explica que no se trata de esperar a que llegue la primavera para sentirte bien. El Dr. Morales nos propone una estrategia basada en la compasión y la acción.
1. Honestidad emocional (se vale no estar bien)
El primer paso es dejar de fingir. «Reconocer que no está mal sentirse mal. Es fundamental ser compasivos y empáticos con uno mismo», dice el Dr. Morales. Si la tristeza ya no te deja funcionar (no quieres bañarte, comes en exceso o dejas de comer), es una señal de alerta para buscar ayuda médica o psicoterapia.
2. Acción contra la inercia
Este es quizás el consejo más retador pero efectivo del neurólogo:
“A pesar de que no tengas ganas de hacer las cosas, por inercia, comienza a hacerlas”.
El cerebro necesita un empujón. Muévete, aunque sea un poco. El ejercicio físico es medicina natural.
3. Rutina «anti-caos»
Para combatir la ansiedad de la temporada, el Dr. Morales sugiere:
Horarios de sueño fijos: Intenta dormir y despertar a la misma hora.
Ojo con el alcohol: Puede parecer que relaja, pero en realidad empeora los síntomas depresivos.
Red de apoyo: No te aísles. Busca espacios de disfrute con amigas o familia que te sumen paz, no conflictos.
Elcierre de añono tiene por qué ser una tortura silenciosa. El mensaje final del Dr. Alonso Morales es un abrazo al corazón:
«No tiene por qué pasarse este periodo en soledad o con sufrimiento innecesario. Seamos honestos con nosotros mismos, pidamos ayuda y acerquémonos a las herramientas que la medicina nos ofrece».
Los bochornos —también llamados síntomas vasomotores— son una de las manifestaciones más comunes de la menopausia. Aunque suelen describirse como “oleadas de calor”, en realidad son el reflejo de una interacción compleja entre las hormonas y el cerebro.
Durante la transición menopáusica, los niveles de estrógenos disminuyen y fluctúan, lo que afecta el funcionamiento del hipotálamo, la zona del cerebro encargada de regular la temperatura corporal. En especial, las áreas llamadas núcleo arcuato y región preóptica contienen las neuronas que actúan como verdaderos “termostatos” del cuerpo.
Cuando la concentración de estrógenos cae, estas neuronas —que producen sustancias conocidas como KNDy (kisspeptina, neuroquinina B y dinorfina)— pierden estabilidad. Como consecuencia, el cuerpo reduce su rango térmico neutral: pequeños cambios de temperatura interna pueden desencadenar una respuesta exagerada de vasodilatación y sudoración. Esa es la sensación súbita de calor que reconocemos como bochorno.
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Más que un síntoma hormonal
El fenómeno no se limita a los estrógenos. También intervienen otras neuronas, como las glutamatérgicas y GABAérgicas, además de los canales termosensibles TRPM2, cuya función cambia con la menopausia. Todo este proceso contribuye a una mayor sensibilidad térmica.
A ello se suman factores externos que pueden intensificar los bochornos:
• Obesidad
• Tabaquismo
• Consumo de alcohol o bebidas calientes
• Comidas muy condimentadas
• Estrés, ansiedad o depresión
• Antecedentes de síntomas premenopáusicos
Cada mujer vive este proceso de forma distinta, pero todas comparten un mismo desafío: mantener el equilibrio en medio del cambio.
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El impacto emocional y social
Los bochornos no solo generan incomodidad física, sino también afectación emocional y social. Su aparición inesperada puede causar vergüenza, ansiedad o inseguridad, sobre todo en contextos laborales o sociales.
Diversas investigaciones han demostrado que las mujeres con bochornos frecuentes tienen mayor probabilidad de presentar síntomas depresivos, lo que repercute directamente en su calidad de vida.
Hablar de ello y buscar acompañamiento médico ayuda a reducir el impacto emocional y a normalizar una etapa que todas las mujeres atraviesan en algún momento de su vida.
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Bochornos nocturnos: el enemigo del buen descanso
Los bochornos nocturnos pueden interrumpir el sueño de forma repetida, provocando insomnio, fatiga diurna y cambios de humor. Dormir mal no solo agota, también agrava la irritabilidad y la dificultad para concentrarse.
La buena noticia es que, al controlar los síntomas vasomotores —ya sea con tratamiento médico o medidas de autocuidado—, suele mejorar notablemente la calidad del sueño y el bienestar emocional.
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Efectos en la piel y en la salud general
La sudoración excesiva asociada a los bochornos puede causar irritación cutánea, mal olor o infecciones por hongos o bacterias, especialmente en zonas de pliegues.
Más allá de esto, se ha descubierto que los bochornos intensos y frecuentes están relacionados con alteraciones cardiovasculares y metabólicas. Las mujeres que los padecen con mayor severidad presentan con más frecuencia hipertensión, resistencia a la insulina, dislipidemia, ateroesclerosis y calcificación vascular.
Incluso se ha observado un mayor riesgo de infarto y accidente cerebrovascular en este grupo, lo que convierte a los bochornos en una señal de alerta sobre la salud cardiovascular femenina.
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Una mirada integral: más allá del calor
Los bochornos son la manifestación visible de un proceso interno mucho más complejo: la interacción entre la deficiencia hormonal, los circuitos neuronales del cerebro y el metabolismo.
Lejos de ser una simple molestia, reflejan cómo el cuerpo se adapta a una nueva etapa. Por eso, merecen ser escuchados y tratados con atención.
Abordar la menopausia desde una visión integral —que combine cuidado físico, mental y emocional— permite vivir esta transición con bienestar, equilibrio y plenitud.
“Me enorgullece brindar una atención personalizada y exhaustiva a mis pacientes, lo que les permite sentirse cómodos y seguros en todo momento. Siempre me aseguro de explicar detalladamente cada procedimiento y de responder a todas las preguntas que puedan tener.
Si está buscando un ginecólogo confiable y compasivo, no dude en ponerse en contacto conmigo. Estaré encantado de ayudarte.”
Perfil
· Carrera profesional intachable, con 27 años libre de conflictos médico – legales, reflejo de un servicio confiable y ético.
· Especialista en Ginecología enfocado en la excelencia en salud femenina.
· Experto en el manejo integral del cuidado prenatal y postnatal.
· Compromiso inquebrantable con la actualización y educación continua en las últimas tendencias de la salud femenina.
Con frecuencia pensamos que el Virus del Papiloma Humano (VPH) es un tema exclusivo de los y las más jóvenes, algo de lo que preocuparse a los 20 años y olvidar después. Sin embargo, la realidad biológica de la mujer dice lo contrario.
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Con frecuencia pensamos que el Virus del Papiloma Humano (VPH) es un tema exclusivo de los y las más jóvenes, algo de lo que preocuparse a los 20 años y olvidar después. Sin embargo, la realidad biológica de la mujer dice lo contrario.
Platicamos con la Dra. Elsa Díaz, gineco-obstetra certificada y maestra en Bioética, quien nos abre los ojos ante una etapa crucial: la menopausia. Lejos de ser el momento para bajar la guardia, es cuando más debemos cuidar nuestra salud inmunológica.
El cuerpo cambia: ¿Qué es la inmunosenescencia?
La Dra. Díaz es clara y directa. Al llegar a la menopausia, no solo cambian nuestras hormonas, también cambia cómo nuestro cuerpo se defiende. Ella nos introduce a un concepto clave: la inmunosenescencia.
«Las mujeres en esta edad tenemos una situación clínica llamada inmunosenescencia, donde nuestras defensas empiezan a envejecer con nosotras y nos van a proteger cada vez menos», explica la especialista.
Esto tiene un efecto directo sobre el VPH. Cuando somos jóvenes, nuestro cuerpo tiene una capacidad alta de «aclaramiento», es decir, de eliminar el virus por sí solo. Pero, según nos cuenta la doctora, en la menopausia tenemos una reducción en el aclaramiento de los virus. El cuerpo tarda más o, a veces, ya no puede eliminarlo eficientemente.
El mito de la edad: El riesgo de las nuevas parejas
Existe la creencia de que a los 45 o 50 años ya estamos «a salvo» de nuevas infecciones. La Dra. Elsa Díaz desmiente esto con un dato contundente que todas las mujeres mayores de 40 deben conocer.
La vida da muchas vueltas y es común iniciar nuevas relaciones en esta etapa. Pero, cuidado:
«Mujeres de nuestra edad, mayores de 40, 45 años, que tienen una nueva pareja sexual, tienen 17 veces más riesgo de adquirir una infección por Virus de Papiloma Humano», advierte la Dra. Díaz.
No se trata solo de infecciones nuevas; también existe el riesgo de que un virus que ya tenías dormido en tu cuerpo se «reactive» debido a esa bajada de defensas propia de la edad.
La Vacunación: ¿Vale la pena en la madurez?
Aquí es donde surge la gran duda: «Si ya no soy una niña, ¿sirve de algo vacunarme?». La respuesta de la Dra. Díaz es un rotundo sí.
La doctora nos aclara que la vacuna no es terapéutica (no cura si ya tienes una lesión activa), pero es una herramienta de prevención poderosísima.
¿Qué puedes esperar de la vacuna en esta etapa?
Protección efectiva:«No me va a proteger igual que cuando yo era una niña de 13 años, pero es posible que me proteja por lo menos para el 60% de las infecciones que puedo adquirir en el resto de mi vida», señala la experta.
Evitar reactivaciones: Ayuda a que los tipos virales que ya tenías no despierten y causen problemas.
Esquema de dosis: Para mujeres adultas, la Dra. Díaz detalla que el esquema consta de tres dosis:
Dosis inicial (hoy).
A los dos meses.
A los seis meses.
Una decisión de vida
El VPH sigue siendo la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo. La Dra. Elsa Díaz nos invita a no confiar únicamente en el preservativo, sino a utilizar la ciencia a nuestro favor.
Vacunarse en la menopausia es un acto de autocuidado. Es reconocer que, aunque nuestras defensas «envejezcan», tenemos herramientas para ayudarlas a protegernos.
Datos para recordar
Nuestras defensas envejecen: se llama «inmunosenescencia» y nuestro cuerpo tarda más o, a veces, ya no puede eliminar los virus eficientemente.
Nuevas parejas: mujeres +40 con nueva pareja tienen 17 veces más riesgo de infección.
Vacunación en esquema de 3 dosis (0, 2 y 6 meses).
Efectividad Ofrece hasta un 60% de protección contra nuevas infecciones o reactivaciones.
La Dra. Paulina Chacón Valdovinos, especialista en Medicina Física y Rehabilitación, enfatiza la importancia de comprender la discapacidad desde una perspectiva integral. Explica que no se trata solo de la limitación física o sensorial, sino también de cómo el entorno, la sociedad y las barreras de accesibilidad influyen en la vida de las personas. Resalta la necesidad de adaptar espacios, actitudes y políticas públicas, promoviendo la inclusión y el respeto a los derechos de quienes viven con alguna discapacidad. La especialista subraya que la discapacidad es una condición que todos debemos entender, más allá de los estigmas, para favorecer una sociedad equitativa y accesible.
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Por Dra. Paulina Chacón Valdovinos, médica en medicina física y rehabilitación en Koltin.
Con motivo del Día Mundial de la Discapacidad, que se conmemora cada 3 de diciembre, quiero que hablemos de un tema esencial que nos toca a todas y todos: la discapacidad.
Primero, entendamos qué la discapacidad es un término muy amplio y, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la discapacidad es el resultado de una compleja interacción. No es solo la deficiencia de una persona (física, sensorial, intelectual o psicosocial), sino el choque que esta tiene con las barreras del entorno, lo que impide su participación plena en la sociedad.
Aunque se han realizado esfuerzos por mejorar las condiciones sociales para las personas con discapacidad, aún nos queda mucho por hacer y, sobre todo, por entender.
Aquí les comparto un dato clave: en 2023 se mencionaba que aproximadamente el 15% de la población mundial vivía con discapacidad. En México, ese mismo año, las personas con discapacidad representábamos cerca del 7%, de las cuales, más del 50% somos mujeres.
Es fundamental comprender la importancia de la inclusión, la no discriminación y el gran potencial que las personas con discapacidad tienen para ofrecer.
Recordemos que todas tenemos derecho a una vida digna. Por ello, es necesario poner sobre la mesa y reformular las políticas sociales actuales.
¿Cuáles son las principales discapacidades que afectan a la mujer?
Existen diversos tipos de discapacidad, y su afectación varía según el grupo etario. Les comento que, en la población de adultas mayores, las principales deficiencias que reportamos son las sensoriales (como alteraciones visuales) y las físicas, relacionadas con la disminución de la fuerza y la movilidad. Cada vez se les dificulta más realizar sus actividades cotidianas, lo cual puede conducir a la dependencia.
Hablamos mucho de la actividad física, pero a veces no se entiende su importancia: un cuerpo en movimiento tiene más posibilidades de conservar la capacidad funcional que el de un individuo sedentario. El ejercicio es vital, y lo ideal es que sea guiado por un profesional para evitar lesiones. No solo ayuda a nuestros músculos, también beneficia a nivel cognitivo y emocional.
Cuando existen personas con múltiples comorbilidades y la discapacidad se ha instaurado, mi recomendación es acudir con un profesional capacitado (en este caso, una médica o médico rehabilitador) para iniciar un protocolo de abordaje individualizado que ayude a la paciente a recuperar la funcionalidad.
¿Cómo podemos tener un envejecimiento saludable?
La mayoría de nosotras somos partidarias de vivir el momento, y no es malo, pero a veces olvidamos la planeación. Es importante planear, incluso desde antes de la jubilación: «¿Qué voy a hacer?» Si no tenemos clara esta respuesta, podemos llegar a perder el sentido de utilidad.
No se trata de planear una actividad rutinaria, sino de redescubrirse a sí misma. Esto puede ser desde buscar nuevos hobbies, reconectar con la familia y amistades, hasta aprender a cuidarse nuevamente en todos los aspectos: física y mentalmente.
La Dra. Paulina Chacón Valdovinos, especialista en Medicina Física y Rehabilitación, enfatiza que la discapacidad es una condición que todos debemos entender, más allá de los estigmas, para favorecer una sociedad equitativa y accesible.
Si ya vivimos con discapacidad, ¿Cuáles son las recomendaciones para mantener una calidad de vida?
Primero tendríamos que aclarar qué es calidad de vida: esta es la percepción subjetiva que una persona tiene de su posición en la vida, considerando situaciones como la salud, la seguridad económica, las relaciones sociales y sus expectativas.
¿Cómo me gustaría vivir?
Existen muchas opciones, pero estas son mis recomendaciones como especialista:
La primera de ellas, y para mí obligada, es la visita al médico, para que se establezcan los diagnósticos pertinentes y se pueda instaurar un tratamiento.
Recomiendo también la visita con el médico especialista en rehabilitación, quien te va a poder llevar de la mano en el proceso, ya que un programa de rehabilitación no es solamente un programa de ejercicios, sino que intervienen de manera multidisciplinaria varios profesionales de la salud.
Un ejemplo: Pensemos en una mujer adulta mayor que, tras su jubilación, adoptó una conducta sedentaria. Esto limitó su movilidad y disminuyó su fuerza, tanto en piernas como en brazos. Hoy tiene dificultad para vestirse, peinarse, subir y bajar escaleras, hacer actividades domésticas o incluso recreativas como el cuidado de sus plantas, lo que la lleva a un estado depresivo, comienza con olvidos y aislamiento.
¿Qué podemos hacer en este caso? Hay un mar de posibilidades y de intervenciones que podemos realizar, desde establecer una rutina individualizada de fisioterapia y terapia ocupacional, valoración por psicólogo, acudir a grupos o clubes donde puedan realizar actividades recreativas como lectura, poesía, pintura, juegos de mesa, y fomentar la inclusión familiar y con sus pares.
Es importante entender que todas las personas tenemos algo que aportar a la familia y a la sociedad. Además, debemos tratar de entender que hay algunos tipos de discapacidad que sí se pueden prevenir con la planeación y el cuidado adecuado de nuestra salud física y mental. Por último, quiero recordarles: a pesar de la discapacidad, es absolutamente posible tener una buena calidad de vida siempre y cuando exista un tratamiento integral y, lo más importante, una disposición activa de la persona para redescubrirse.