Sin duda alguna el más dominante de los sentidos es la vista. Con ella podemos contemplar la belleza de un amanecer, la sonrisa tierna de un bebé. Podemos ver de lejos a nuestro ser amado y sorprendernos por las travesuras de nuestras mascotas al llegar a casa. Con la vista podemos soñar despiertos e imaginar un futuro y es por eso que debemos cuidarla.
Según el primer informe mundial sobre la visión emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos, 2,200 millones de personas padecen deficiencia visual en todo el mundo. De ellas, por lo menos mil millones pudieron haberla evitado o iniciado un tratamiento a tiempo.
Los errores de refracción y las cataratas son los principales problemas. Cabe destacar que, aunque la pérdida de visión afecta a personas de todas las edades, el mayor índice de deterioro visual la padecen personas de más de 50 años.
Por lo anterior, es indispensable que las personas que lo necesitan puedan recibir atención ocular de calidad. El objetivo es que se ayude a evitar problemas más serios a mediano y largo plazo.
El cristalino del ojo
Uno de los problemas que más atañe a las personas es la presbicia o vista cansada. En esencia es un defecto refractivo que sucede cuando el cristalino pierde su elasticidad.
Podemos definir al cristalino como una lente natural que ayuda a enfocar la luz y las imágenes.
Es una estructura transparente que actúa como una especie de lente y cuya principal función es enfocar correctamente los objetos situados a diferentes distancias. El proceso mediante el cual se enfoca se llama “acomodación”, en él, el cristalino puede modificar su curvatura y espesor. Una función del cristalino del ojo adicional es servir de referencia al cerebro para calcular la distancia a la que se encuentran los objetos.
Problemas con el cristalino
Son dos los principales problemas que atañen al cristalino, las cataratas y la presbicia o vista cansada. En lo particular, la presbicia es la pérdida de la elasticidad y la capacidad de acomodación del cristalino. Esto ocasiona que el ojo pierda la capacidad de enfocar.
En este sentido, una persona que comienza a desarrollar los síntomas de la presbicia, aunque puede leer, ya no enfoca igual. Esto obliga a ajustar la distancia entre los objetos, principalmente a alejarlos un poco y buscar más luz.
La presbicia es parte de un proceso natural que ocurre por el envejecimiento del propio ojo y se presenta entre los 40 y 45 años de edad. Por lo general, al llegar a los 50 años es necesario el uso de lentes que ayudaran a ver de cerca, así lo indica el Dr. Juan Manuel Paulín Huerta, cirujano oftalmológico del Centro Médico ABC.
Síntomas de la vista cansada
Entre los principales síntomas de presbicia o vista cansada están ojos doloridos, con ardor o picazón. Visión borrosa o doble acompañada de dolor de cabeza, mayor sensibilidad a la luz, así como dificultad para concentrarse y una sensación de no poder mantener los ojos abiertos.
Si bien la edad es un factor crucial para el desarrollo de la presbicia existen varios factores que puede agravar su presencia. Mirar pantallas de dispositivos digitales mucho tiempo, leer sin hacer pausas, conducir largas distancias, exponerse a la luz intensa, así como hacer esfuerzo para ver con una luz muy tenue, son algunas de las actividades que pueden promover el desarrollo de la vista cansada.
La vista cansada no es presbicia
Por último, es importante que al presentar cualquier síntoma, acudas a tu médico para elegir el tratamiento más oportuno que ayude a disminuir en mayor medida el deterioro del ojo, en especial del cristalino y sus funciones de enfoque.
Limitar el uso de dispositivos electrónicos, practicar deporte, tomar vitaminas A, B y C, así como realizar ejercicios de acomodación pueden ayudar a mejorar la agudeza visual y a darle un mayor tiempo y calidad de uso a nuestros ojos.